lunes, 20 de junio de 2016

Sal 27, 8-9

El Señor es la fuerza de su pueblo, el baluarte de salvación para su Ungido. Señor, salva a tu pueblo y bendice a tu heredad; apaciéntalo, y sé su guía para siempre.

Mateo 7; 1 – 5

“No juzguen a los demás y no serán juzgados ustedes. Porque de la misma manera que ustedes juzguen así serán juzgados, y la misma medida que ustedes usen para los demás, será usada para ustedes. ¿Qué pasa? Ves la pelusa en el ojo de tu hermano, ¿y no te das cuenta del tronco que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero el tronco que tienes en tu ojo y así verás mejor para sacar la pelusa del ojo que tiene tu hermano.”
Palabra del Señor.

Comentario

No juzgar al hermano parece ser algo esperable de cualquier persona, pero es una exigencia aun mayor para quien sigue a Jesús. Cuando juzgamos, podemos caer en discriminaciones, condenas, rupturas y diversos modos de marginaciones. Muy por el contrario, el creyente debe convocar y unir con la meta de mejorar la vida comunitaria.

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