Sirácides 20
El hombre sin gracia es como un cuento
inoportuno.
El proverbio dicho por el tonto cae mal,
porque no lo dice a propósito.
Este se reserva del pecado porque no tiene
lo medio para cometerlo; cuando tenga la oportunidad no tendrá remordimientos.
Uno se pierde por mala vergüenza; se pierde
por complacer a gente sin criterio. Otro, por timidez, consiente a un amigo; un
enemigo, en verdad, que se gano inútilmente.
La mentira es una mancha vergonzosa para el
hombre; los imbéciles se acostumbran a ella.
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