domingo, 31 de marzo de 2013


Sirácides 23

¡Oh SEÑOR padre y dueño de mi vida, no me abandones al capricho de mis labios, no permitas que por ellos caiga!
¿Quién aplicara el castigo a mis pensamientos  y la disciplina de la sabiduría a mi corazón? ¡Ojalá que no perdonen mes errores, ni pasen por altos mis pecados!
No sea que mis errores aumenten y que abunden mis pecados, que caiga en manos de mis enemigos, y estos se burlen de mi.
SEÑOR, Padre y DIOS de mi vida, no dejes que mi mirada sea altanera, y aparta de mi la codicia.


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