Sirácides 21
Si un hombre instruido hoye una palabra
sabia, la aparecía y añade otra propia. Si la oye el libertino, le disgusta y
se la echa a sus espaldas.
La conversación de un tonto pesa como un
saco al viajero, pero en los labios del sabio se halla la gracia.
La palabra del sabio es esperada en la
asamblea; lo que dijo, cada uno lo medita en su interior.
Como casa en ruinas es la palabra del
tonto; la ciencia del insensato no es mas que palabras incoherente.
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