lunes, 30 de abril de 2018

Evangelio     Jn 14, 21-26

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él”. Judas –no el Iscariote– le dijo: “Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?”. Jesús le respondió: “El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió. Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho”.
Palabra del Señor.

Comentario


Nosotros nos dedicamos día a día a conocer la Palabra de Dios. La Biblia usa muchas veces la expresión que retoma aquí Jesús: “guardar” (ser fiel) la Palabra. Esto significa que no le damos un trato superficial, sino que la hacemos llegar hasta lo más íntimo de nuestro ser, allí donde se juegan nuestro discernimiento y nuestra voluntad. Cuando la guardamos de esa manera, el Espíritu Santo nos da la luz para comprenderla y el ánimo para ponerla en práctica.

domingo, 29 de abril de 2018

Evangelio     Jn 15, 1-8

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Durante la última Cena, Jesús dijo a sus discípulos: Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Él corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié. Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.
Palabra del Señor.

Comentario


¿Quién no ha experimentado lo bello y rozagante que es un buen racimo de uvas? Así, llenos de vida, alimento y dulzura, nos quiere Jesús. El secreto para esto es, simplemente, permanecer unidos a él, quien como savia nutriente impregna todo nuestro ser. Permanecer es no poner freno a la corriente de amor que él ha establecido. Como consecuencia, daremos los mejores frutos, los que comunican vida al prójimo.

sábado, 28 de abril de 2018

Evangelio     Jn 14, 7-14

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”. Felipe le dijo: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le respondió: “Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: El Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré”.
Palabra del Señor.

Comentario


“‘Y todo lo que pidan al Padre en mi nombre yo lo haré’. Dice ‘en mi nombre’ porque los mismos Apóstoles se expresaban así: ‘En el nombre de Jesucristo, levántate y anda’. En efecto, todo lo que hacían, lo hacía Jesús, y el poder del Señor estaba con ellos” (San Juan Crisóstomo, Homilía sobre san Juan, nro. 73).

viernes, 27 de abril de 2018

Evangelio     Mt 9, 35-38

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para su cosecha”.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús vivió con corazón de pastor, conociendo las necesidades y los sufrimientos de cada uno de los que se acercaban a él y guiándolos con su palabra. Y esto fue así porque su corazón era capaz de compadecerse ante el otro y de dejarse conmover. Pidamos para que todos aquellos que tienen alguna función de pastoreo la realicen con un corazón sensible.

jueves, 26 de abril de 2018

Evangelio     Jn 13, 16-20

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Antes de la fiesta de Pascua, Jesús lavó los pies a sus discípulos, y les dijo: “Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía. Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican. No lo digo por todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice: ‘El que comparte mi pan se volvió contra mí’. Les digo esto desde ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean que yo soy. Les aseguro que el que reciba al que yo envíe me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió”.
Palabra del Señor.

Comentario


Lo que Jesús proclama es una bienaventuranza: ¡Felices los que sabiendo esto lo practican! Allí está nuestra felicidad: en seguir los pasos del Maestro. Él es el Enviado de Dios, y reconociéndolo como tal, tenemos el camino seguro para llegar al encuentro con Dios.

miércoles, 25 de abril de 2018

Evangelio     Mc 16, 15-20

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo: “Vayan por todo el mundo, anuncien el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará. El que no crea se condenará. Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán demonios en mi nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán”. Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.
Palabra del Señor.

Comentario


“Fiel al modelo del Maestro, es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo. La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie” (Francisco, Evangelii Gaudium, 23).

martes, 24 de abril de 2018

Evangelio     Jn 10, 22-30

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón. Los judíos lo rodearon y le preguntaron: “¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres el Mesías, dilo abiertamente”. Jesús les respondió: “Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos una sola cosa”.
Palabra del Señor.

Comentario


Tan estrecha es la relación con el buen Pastor que él mismo nos tiene en la palma de su mano. No hay lugar más confiable para estar. Cuando otras voces quieran alejarnos de nuestro buen Pastor, recordemos que él nos tiene junto a sí. Que nada ni nadie nos arrebate esta intimidad.

lunes, 23 de abril de 2018

Evangelio     Jn 10,1-10

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo a los fariseos: “Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino trepando por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a cada una por nombre y las hace salir. Cuando ha sacado a todas las suyas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz”. Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. Entonces Jesús prosiguió: “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan vida, y la tengan en abundancia.
Palabra del Señor.

Comentario


Entre tantas voces y palabras que nos circundan, se destaca la voz del Pastor. Conocemos su tono y su modo de hablar. Es la voz que nos levanta para la Vida. Es la voz que nos llama a cada uno por nuestro propio nombre, porque nos conoce y quiere entablar una relación personal. Y nosotros le respondemos desde lo más profundo de nuestro ser.

domingo, 22 de abril de 2018

Evangelio     Jn 10,11-18

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo: “Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas. El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas. Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí –como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre– y doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo rebaño y un solo Pastor. El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla. Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre”.
Palabra del Señor.

Comentario


Entre Jesús y el Padre hay un flujo poderoso y firme de conocimiento y de amor. Jesús quiere establecer esa misma corriente entre él y nosotros, sus ovejas. ¡Qué vínculo tan vivificante y sólido! Un amor que fluye y sostiene la vida, un amor que entreteje el lazo fuerte con el buen Pastor. Así está Jesús, dándonos Vida permanentemente.

sábado, 21 de abril de 2018

Evangelio     Jn 6, 60-69

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Después de escuchar la enseñanza de Jesús, muchos de sus discípulos decían: “¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?”. Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: “¿Esto los escandaliza? ¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes? El Espíritu es el que da Vida, la carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y Vida. Pero hay entre ustedes algunos que no creen”. En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y agregó: “Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede”. Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo. Jesús preguntó entonces a los Doce: “¿También ustedes quieren irse?”. Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios”.
Palabra del Señor.

Comentario


Ante Jesús, tenemos que hacer una elección, no podemos quedarnos indiferentes. Si comemos su Cuerpo y bebemos su Sangre, si permanecemos unidos a él y con él transitamos nuestro desierto, diremos como Simón Pedro, desde lo más profundo del corazón: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna”.

viernes, 20 de abril de 2018

Evangelio     Jn 6, 51-59

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo a los judíos: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo”. Los judíos discutían entre sí, diciendo: “¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?”. Jesús les respondió: “Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente”. Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaúm.
Palabra del Señor.

Comentario


En esta parte del discurso sobre el Pan de Vida, se acentúa la contraposición vivir-morir. La vida se nutre con el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que nos hacen permanecer en él, o sea, estar unidos a él. Sin él, quedamos varados en el desierto y nos sobreviene la muerte.

jueves, 19 de abril de 2018

Evangelio     Jn 6, 44-51

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo a la gente: Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en el libro de los Profetas: “Todos serán instruidos por Dios”. Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza viene a mí. Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo él ha visto al Padre. Les aseguro que el que cree tiene Vida eterna. Yo soy el pan de Vida. Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron. Pero este es el pan que desciende del cielo para que aquel que lo coma no muera. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo.
Palabra del Señor.

Comentario


Todo este discurso del Pan de Vida tiene una propuesta mística; es decir, nos presenta la forma de vivir ahora, en esta tierra, los bienes y gozos que tendremos en la Vida Eterna. Por eso, afirma: “el que cree, tiene ya vida eterna”. Es el anticipo de la comunión de amor que un día se nos revelará plenamente.

miércoles, 18 de abril de 2018

Evangelio     Jn 6, 35-40

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo a la gente: “Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed. Pero ya les he dicho: ustedes me han visto y sin embargo no creen. Todo lo que me da el Padre viene a mí, y al que venga a mí yo no lo rechazaré, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la de Aquel que me envió. La voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me dio, sino que lo resucite en el último día. Esta es la voluntad de mi Padre: que el que ve al Hijo y cree en él tenga Vida eterna y que yo lo resucite en el último día”.
Palabra del Señor.

Comentario


La voluntad de Dios, su deseo, es que ninguno se pierda, y así todos lleguemos a la comunión de amor con la Trinidad. La Eucaristía es, justamente, el alimento destinado a que no desfallezcamos en el camino, para que no nos gane el desierto obligándonos a abandonar nuestra peregrinación. Dios nos alimenta con el Pan de Vida para que, fortalecidos, avancemos hacia el encuentro definitivo con él.

martes, 17 de abril de 2018

Evangelio     Jn 6, 30-35

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
La gente preguntó a Jesús: “¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: ‘Les dio de comer el pan bajado del cielo’”. Jesús respondió: “Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo”. Ellos le dijeron: “Señor, danos siempre de ese pan”. Jesús les respondió: “Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed”.
Palabra del Señor.

Comentario


El maná fue el alimento del camino en el desierto. Allí donde el paisaje, con su hostilidad y aridez, no ofrecía nada sustancioso, Dios manifestó su providencia con el pan del cielo. Fue Dios quien lo dio, y lo sigue dando, enviándonos a su Hijo, que por nosotros se ha hecho Pan de Vida.

lunes, 16 de abril de 2018

Evangelio     Jn 6, 22-29

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Después de que Jesús alimentó a unos cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el agua. Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla vio que Jesús no había subido con sus discípulos en la única barca que había allí, sino que ellos habían partido solos. Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban en el lugar donde el Señor había multiplicado los panes, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo llegaste?”. Jesús les respondió: “Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello”. Ellos le preguntaron: “¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?”. Jesús les respondió: “La obra de Dios es que ustedes crean en Aquel que él ha enviado”.
Palabra del Señor.

Comentario


Hoy en día se habla mucho de la calidad de los alimentos y se pone esmero en su preparación. Jesús viene a ofrecernos el mejor alimento, uno que no tiene fecha de vencimiento ni contraindicaciones porque nos sustenta para la Vida Eterna. Así de nutritivo y energizante se presenta Jesús para nuestra existencia.

domingo, 15 de abril de 2018

Evangelio     Lc 24, 35-48

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Los discípulos, que retornaron de Emaús a Jerusalén, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: “¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas? Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo”. Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies. Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: “¿Tienen aquí algo para comer?”. Ellos le presentaron un trozo de pescado asado; él lo tomó y lo comió delante de todos. Después les dijo: “Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos”. Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: “Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto”.
Palabra del Señor.

Comentario

Jesús resucitado lleva en su cuerpo las marcas de todo el dolor por el que pasó. La resurrección no oculta la cruz, sino que muestra que el dolor no lo ha vencido, que la muerte no ganó. Recordar siempre esto resulta necesario para tener presente que en el camino humano se transita por momentos de dolor hasta llegar a la vida eterna.

sábado, 14 de abril de 2018

Evangelio     Jn 6, 16-21

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Al atardecer de ese mismo día, en que Jesús había multiplicado los panes, los discípulos bajaron a la orilla del mar y se embarcaron, para dirigirse a Cafarnaún, que está en la otra orilla. Ya era de noche y Jesús aún no se había reunido con ellos. El mar estaba agitado, porque soplaba un fuerte viento. Cuando habían remado unos cinco kilómetros, vieron a Jesús acercarse a la barca caminando sobre el agua, y tuvieron miedo. Él les dijo: “Soy yo, no teman”. Ellos quisieron subirlo a la barca, pero esta tocó tierra en seguida en el lugar adonde iban.
Palabra del Señor.

Comentario


Todo lo que se relata ocurre “en la noche”, en medio de tormentas y movimientos que no deseamos y que nos asustan e inquietan. En medio de todo esto, surge la ternura de la voz de Jesús, que nos dice “no teman”. Él está ahí, con nosotros y en nosotros. De este modo, no hay lugar para el temor.

viernes, 13 de abril de 2018

Evangelio     Jn 6, 1-15

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades. Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía sanando a los enfermos. Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a él y dijo a Felipe: “¿Dónde compraremos pan para darles de comer?”. Él decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer. Felipe le respondió: “Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan”. Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?”. Jesús le respondió: “Háganlos sentar”. Había mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran uno cinco mil hombres. Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron. Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada”. Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: “Este es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo”. Jesús, sabiendo que querían apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña.
Palabra del Señor.

Comentario


¿Qué hacer cuando en nuestra comunidad parece que las cosas no funcionan, no crece o parece incapacitada de movilizarse? ¿Qué hacer cuando vemos que lo que nosotros tenemos es muy poco, muy pobre, para todo lo que hay que hacer y transformar? Somos como panes, y la palabra de Jesús hace que lo que somos y hacemos cobre vida y se multiplique. Cuando la comunidad escucha al Señor de verdad, se transforma en alimento para todos.

jueves, 12 de abril de 2018

Evangelio     Jn 3, 31-36

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra pertenece a la tierra y habla de la tierra. El que vino del cielo está por encima de todo. Él da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio. El que recibe su testimonio certifica que Dios es veraz. El que Dios envió dice las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en sus manos. El que cree en el Hijo tiene Vida eterna. El que se niega a creer en el Hijo no verá la Vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.
Palabra del Señor.

Comentario


Creer en Jesús es tener la vida eterna. Esto puede parecer arrogante o exagerado, pero depende de cómo entendamos o vivamos el verbo “creer”. No se trata de un conocimiento externo ni de intelectuales, sino del creer profundo que moviliza toda la vida y que hace que todos los actos y los pensamientos sean conformes al proyecto de Dios. Vivir de esta manera es un modo de vivir ya en la eternidad.

miércoles, 11 de abril de 2018

Evangelio     Jn 3, 16-21

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Dijo Jesús: Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no es condenado, el que no cree ya está condenado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios.
Palabra del Señor.

Comentario


Podemos detenernos en esta frase, tan profunda y tan conmovedora: “Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único”. Tanto me amó Dios, que mi vida le ha costado la vida al Hijo único de Dios; tanto amó Dios a todo el mundo, que el Hijo es el precio para que el mundo se llene de la gracia de Dios.

martes, 10 de abril de 2018

Evangelio     Jn 3, 7b-15

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo a Nicodemo: “Ustedes tienen que renacer de lo alto. El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu”. “¿Cómo es posible todo esto?”, le volvió a preguntar Nicodemo. Jesús le respondió: “¿Tú, que eres maestro en Israel, no sabes estas cosas? Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creerán cuando les hable de las cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna”.
Palabra del Señor.

Comentario


El diálogo es sorprendente. Nicodemo, un hombre conocedor de la Ley, se atreve a indagar a Jesús, que no exhibe ningún título de maestro. Su pasión por la búsqueda de la verdad lo lleva a preguntar lo que le inquieta y lo que grita su corazón.

lunes, 9 de abril de 2018

Evangelio     Lc 1, 26-38

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludo, diciendo: “¡Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo!”. Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: “No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y se le llamará Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”. María dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser esto, si yo no convivo con ningún hombre?”. El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será santo y se lo llamará Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios”. María dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor; que se cumpla en mí lo que has dicho”. Y el Ángel se alejó.
Palabra del Señor.

Comentario


Con María “se rompen” todas las reglas: una mujer comprometida, virgen, en una casa, tiene un profundo diálogo con un ángel que representa, sin dudas, a Dios y su voluntad. Para esto no hay esquemas para los encuentros sagrados. Incluso parece que Dios mismo se encarga de que no nos atemos a ninguno.

sábado, 7 de abril de 2018

Evangelio     Mc 16, 9-15

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios. Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban. Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron. Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado. Y ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron. En seguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado. Entonces les dijo: “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación”.
Palabra del Señor.

Comentario


Marcos resume una serie de acontecimientos que encontramos en otros evangelios en forma más detallada. Se trata de tradiciones que han recorrido las diversas comunidades. Este autor fue incorporando cada una de ellas para constituirlas como el gran depósito de su fe.

viernes, 6 de abril de 2018


Evangelio     Jn 21, 1-14
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

Jesús se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Sucedió así: estaban juntos Simón Pedro y otros discípulos. Simón Pedro les dijo: “Voy a pescar”. Ellos le respondieron: “Vamos también nosotros”. Salieron y subieron a la barca. Pero esa noche no pescaron nada. Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era él. Jesús les dijo: “Muchachos, ¿tienen algo para comer?”. Ellos respondieron: “No”. Él les dijo: “Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán”. Ellos lo hicieron y se llenó tanto de peces que no podían arrastrarla. El discípulo al que Jesús amaba dijo a Pedro: “¡Es el Señor!”. Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua. Los otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque estaban sólo a unos cien metros de la orilla. Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan. Jesús les dijo: “Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar”. Simón Pedro subió a la barca y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: eran ciento cincuenta y tres y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió. Jesús les dijo: “Vengan a comer”. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: “¿Quién eres?”, porque sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos.
Palabra del Señor.
Comentario
El discípulo amado, el que en su corazón llevaba la memoria y el amor de Jesús, el que es capaz de ver entre las penumbras del amanecer, reconoce a Jesús vivo. Este se siente responsable de anunciarlo a quien será la autoridad de la Iglesia, Pedro. El enamorado del Señor no puede acallar su corazón, y la Piedra de la Iglesia no debe cerrar sus oídos.

jueves, 5 de abril de 2018

Evangelio     Lc 24, 35-48

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Los discípulos, que retornaron de Emaús a Jerusalén, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: “¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas? Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo”. Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies. Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: “¿Tienen aquí algo para comer?”. Ellos le presentaron un trozo de pescado asado; él lo tomó y lo comió delante de todos. Después les dijo: “Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos”. Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: “Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto”.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús da muchas pruebas de que está vivo: les habla, se hace ver, les muestra sus manos y su costado, toma la comida y come con ellos. Pero recién cuando él les abre el entendimiento, les da la gracia de la fe, ellos pueden reconocer el alcance de todo esto. No basta con ver a Jesús o comer con él, hay que dejar que él mismo nos abra el corazón.

miércoles, 4 de abril de 2018

Hech 3, 1-10

Lectura de los Hechos de los apóstoles.
En una ocasión, Pedro y Juan subían al Templo para la oración de la tarde. Allí encontraron a un paralítico de nacimiento, que ponían diariamente junto a la puerta del Templo llamada “La Hermosa”, para pedir limosna a los que entraban. Cuando él vio a Pedro y a Juan entrar en el Templo, les pidió una limosna. Entonces Pedro, fijando la mirada en él, lo mismo que Juan, le dijo: “Míranos”. El hombre los miró fijamente esperando que le dieran algo. Pedro le dijo: “No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en el Nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y camina”. Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó; de inmediato, se le fortalecieron los pies y los tobillos. Dando un salto, se puso de pie y comenzó a caminar; y entró con ellos en el Templo, caminando, saltando y glorificando a Dios. Toda la gente lo vio caminar y alabar a Dios. Reconocieron que era el mendigo que pedía limosna sentado a la puerta del Templo llamada “La Hermosa”, y quedaron asombrados y llenos de admiración por lo que le había sucedido.
Palabra de Dios.

Comentario


La comunidad tendrá que repetir a cada momento que tiene algo muy importante para darle al mundo: “a Jesucristo de Nazaret”, como dijo Pedro. Todos sus recursos, todas sus acciones y actividades, deberán estar impulsadas y motivadas por esta premisa fundamental. No podemos entregar otra cosa que a Jesús mismo.

martes, 3 de abril de 2018

Evangelio     Jn 20, 11-18

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron: “Mujer, ¿por qué lloras?”. María respondió: “Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto”. Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. Jesús le preguntó: “Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?”. Ella, pensando que era el cuidador del huerto, le respondió: “Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo”. Jesús le dijo: “¡María!”. Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: “¡Raboní!”, es decir, “¡Maestro!”. Jesús le dijo: “No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: ‘Subo a mi Padre y Padre de ustedes; a mi Dios y Dios de ustedes’”. María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.
Palabra del Señor.

Comentario


“Esta mujer quería tratar todavía al Señor como antes de su pasión, y preocupada con el gozo no comprendía el admirable cambio operado en la humanidad de Jesús resucitado. Para apartarla de este error, el Señor le dijo: ‘No intentes tocarme’, a fin de que le trate con la debida reverencia. Por esto no se aparece a los discípulos ni habla con ellos, para que lo atiendan con más respeto. Diciendo, pues, ‘todavía no he subido al Padre’, manifiesta que a esto va. No convenía que Aquel que debía ausentarse y no volver a tratar con los hombres, fuese visto de la misma manera que anteriormente, y esto es lo que manifiesta con las siguientes palabras: ‘Ve, pues, a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y Padre de ustedes” (San Juan Crisóstomo, In Ioannem, hom. 85).