lunes, 30 de septiembre de 2019

Evangelio      Lc 9, 46-50


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
A los discípulos de Jesús se les ocurrió preguntarse quién sería el más grande. Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, tomó a un niño y acercándolo, les dijo: “El que recibe a este niño en mi Nombre me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe a Aquel que me envió; porque el más pequeño de ustedes, ese es el más grande”. Juan, dirigiéndose a Jesús, le dijo: “Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre y tratamos de impedírselo, porque no es de los nuestros”. Pero Jesús le dijo: “No se lo impidan, porque el que no está contra ustedes, está con ustedes”.
Palabra del Señor.

Comentario


¡Qué torpes somos muchas veces los seguidores de Jesús! Queremos manejar nuestras comunidades con criterios del mundo, peleando por puestos y jerarquías. Y queremos adueñarnos de Dios y su poderoso amor, como si hubiéramos recibido una licencia con exclusividad. El Mesías que hace nuevas todas las cosas, tiene que renovar constantemente nuestros estrechos criterios de pensamiento.

domingo, 29 de septiembre de 2019

Am 6, 1a. 4-7


Lectura de la profecía de Amós.
¡Ay de los que se sienten seguros en Sión! Acostados en lechos de marfil y apoltronados en sus divanes, comen los corderos del rebaño y los terneros sacados del establo. Improvisan al son del arpa, y como David, inventan instrumentos musicales; beben el vino en grandes copas y se ungen con los mejores aceites, pero no se afligen por la ruina de José. Por eso, ahora irán al cautiverio al frente de los deportados, y se terminará la orgía de los libertinos.
Palabra de Dios.

Comentario

El profeta denuncia la insensibilidad de su generación ante “la ruina de José”, es decir, la grave situación por la que atravesaba el pueblo pobre. El lujo y la comodidad se han convertido en un obstáculo que les impide conmoverse ante el sufrimiento del prójimo. Dios quiere la justicia, como canta el salmo de hoy. Por eso, exhorta y denuncia por medio de los profetas, para que la justicia a favor de los más desamparados sea una realidad.


lunes, 23 de septiembre de 2019

Evangelio      Lc 8, 16-18


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a sus discípulos: No se enciende una lámpara para cubrirla con un recipiente o para ponerla debajo de la cama, sino que se la coloca sobre un candelero, para que los que entren vean la luz. Porque no hay nada oculto que no se descubra algún día, ni nada secreto que no deba ser conocido y divulgado. Presten atención y oigan bien, porque al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que cree tener.
Palabra del Señor.

Comentario


El Evangelio no es un mensaje esotérico y hermético reservado a unos pocos elegidos. El Evangelio es luz, y la luz no elige sobre qué cosas posarse y sobre cuáles no: se irradia sobre todo lo circundante. Dejemos que nuestra fe brille, y no tapemos torpemente la claridad del Evangelio.

domingo, 22 de septiembre de 2019

  Am 8, 4-7


Lectura de la profecía de Amós.
Escuchen esto, ustedes, los que pisotean al indigente para hacer desaparecer a los pobres del país. Ustedes dicen: “¿Cuándo pasará el novilunio para que podamos vender el grano, y el sábado, para dar salida al trigo? Disminuiremos la medida, aumentaremos el precio, falsearemos las balanzas para defraudar; compraremos a los débiles con dinero y al indigente por un par de sandalias, y venderemos hasta los desechos del trigo”. El Señor lo ha jurado por el orgullo de Jacob: Jamás olvidaré ninguna de sus acciones.
Palabra de Dios.

Comentario


El profeta denuncia todos los fraudes y “avivadas” utilizadas para aprovecharse del prójimo. Muy especialmente señala los atropellos que se realizan contra los pobres y débiles. Dios no es indiferente ante el sufrimiento de los pequeños. Por eso, el salmo que hoy rezamos proclama la acción de Dios a favor del pobre.

sábado, 21 de septiembre de 2019

Evangelio      Mt 9, 9-13


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?”. Jesús, que había oído, respondió: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa: ‘Prefiero la misericordia y no sacrificios’. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.
Palabra del Señor.

Comentario


Mateo estaba en una mesa. Quienes se acercaban a esta, probablemente lo hacían de mala gana por estar obligados a pagar impuestos a los romanos. Mateo estaba solo, pero el paso de Jesús por su vida lo llevó a otra mesa, al lugar de la comunidad, allí donde el pecador y el impuro también son recibidos para comenzar un camino nuevo.

viernes, 20 de septiembre de 2019

Evangelio      Lc 8, 1-3


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anun­ciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres que habían sido sanadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cusa, inten­dente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes.
Palabra del Señor.

Comentario


La comunidad que se va formando alrededor de Jesús incluye a personas de diverso origen y condición social, varones y mujeres. Así, discípulos y discípulas comparten con él esta misión itinerante. Qué bueno sería que cada comunidad cristiana pudiera continuar este modelo de una comunidad de iguales, sin diferencias, todos siguiendo a Jesús, varones y mujeres compartiendo el dinamismo del camino y la generosidad del servicio.

jueves, 19 de septiembre de 2019

Tim 4, 12-16


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo.
Querido hijo: Que nadie menosprecie tu juventud: por el contrario, trata de ser un modelo para los que creen, en la conversación, en la con­ducta, en el amor, en la fe, en la pureza de vida. Hasta que yo llegue, dedícate a la proclamación de las Es­crituras, a la exhortación y a la enseñanza. No malogres el carisma que hay en ti y que te fue conferido mediante una intervención profética, por la imposición de las manos del presbiterio. Reflexiona sobre estas cosas y dedícate enteramente a ellas, para que todos vean tus progresos. Vigila tu conducta y tu doctrina, y persevera en esta actitud. Si obras así, te salvarás a ti mismo y salvarás a los que te escuchen.
Palabra de Dios.

Comentario

“No malogres el carisma que hay en ti”. Estas palabras le fueron dirigidas a Timoteo en virtud del ministerio que debía cumplir en la Iglesia. Pero son perfectamente aplicables a cada uno de nosotros. Cada cual tiene un don, y eso es una gracia para la comunidad. Reconocerlo y ejercerlo con diligencia es la mejor forma de agradecer a Dios el carisma que nos ha dado.


miércoles, 18 de septiembre de 2019

Evangelio      Lc 7, 31-35


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Dijo el Señor: ¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta genera­ción? ¿A quién se parecen? Se parecen a esos muchachos que están sentados en la plaza y se dicen entre ellos: ¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron! Porque llegó Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y ustedes dicen: “¡Tiene un demonio!”. Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “¡Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores!”. Pero la Sabiduría ha sido reconocida como justa por todos sus hijos.
Palabra del Señor.

Comentario


Juan Bautista fue un profeta ascético y exigente. Su predicación fue coherente con su estilo de vida. Jesús presentó el mensaje del Reino de otra manera, compartiendo las mesas y las fiestas con todos los que lo invitaban. Quienes estaban cerrados a la Buena Noticia, rechazaron tanto la rigurosidad de Juan Bautista como la gozosa misericordia ofrecida por Jesús.

martes, 17 de septiembre de 2019

Evangelio      Lc 7, 11-17


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Justamente cuando se acer­caba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba. Al ver­la, el Señor se conmovió y le dijo: “No llores”. Después se acer­có y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: “Joven, yo te lo ordeno, levántate”. El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo en­tregó a su madre. Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: “Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo”. El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se difundió por toda la Judea y en toda la región vecina.
Palabra del Señor.

Comentario


A diferencia del milagro que leímos ayer, en este caso, no hay ningún ruego ni pedido. Jesús se encuentra con esta madre que llora y, compadecido, toma él la iniciativa de acercarse. No es indiferente a nuestras lágrimas, y se acerca para hacer surgir la vida y sacarnos del dolor y del duelo.

lunes, 16 de septiembre de 2019

Evangelio      Lc 7, 1-10


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús entró en Cafarnaúm. Había allí un centurión que tenía un sirviente enfermo, a punto de morir, al que estimaba mucho. Como había oído hablar de Jesús, envió a unos ancianos judíos para rogarle que viniera a sanar a su servidor. Cuando estuvieron cerca de Jesús, le suplicaron con insisten­cia, diciéndole: “Él merece que le hagas este favor, porque ama a nuestra nación y nos ha construido la sinagoga”. Jesús fue con ellos, y cuando ya estaba cerca de la casa, el centurión le mandó decir por unos amigos: “Señor, no te moles­tes, porque no soy digno de que entres en mi casa; por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente. Basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque yo ?que no soy más que un oficial subalterno, pero tengo soldados a mis órdenes? cuando digo a uno: ‘Ve’, él va; y a otro: ’Ven’, él viene; y cuando digo a mi sirviente: ‘¡Tienes que hacer esto!’, él lo hace”. Al oír estas palabras, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, dijo: “Yo les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe”. Cuando los enviados regresaron a la casa, encontraron al sir­viente completamente sano.
Palabra del Señor.

Comentario


El centurión estaba acostumbrado a mandar. Sabía sobre la autoridad y el poder de la palabra. Este hombre puso toda su confianza en el poder de la palabra de Jesús. ¿Cómo había llegado a tener esa fe? ¿Tal vez había estado presente en alguna ocasión en que Jesús predicaba? El hecho es que Jesús encontró en este extranjero la fe que muchas veces no hallaba entre sus compatriotas. Y la fe obró el milagro.

domingo, 15 de septiembre de 2019

Éx 32, 7-11. 13-14


Lectura del libro del Éxodo.
El Señor dijo a Moisés: “Baja en seguida, porque tu pueblo, ese que hiciste salir de Egipto, se ha pervertido. Ellos se han apartado rápidamente del camino que yo les había señalado, y se han fabricado un ternero de metal fundido. Después se postraron delante de él, le ofrecie­ron sacrificios y exclamaron: ‘Este es tu Dios, Israel, el que te hizo salir de Egipto’”. Luego le siguió diciendo: “Ya veo que este es un pueblo obsti­nado. Por eso, déjame obrar: mi ira arderá contra ellos y los exter­minaré. De ti, en cambio, suscitaré una gran nación”. Pero Moisés trató de aplacar al Señor con estas palabras: “¿Por qué, Señor, arderá tu ira contra tu pueblo, ese pueblo que tú mis­mo hiciste salir de Egipto con gran firmeza y mano poderosa? Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, tus servidores, a quienes juraste por ti mismo diciendo: ‘Yo multiplicaré su des­cendencia como las estrellas del cielo, y les daré toda esta tierra de la que hablé, para que la tengan siempre como herencia’”. Y el Señor se arrepintió del mal con que había amenazado a su pueblo.
Palabra del Señor.

Comentario

El camino de la liberación no es fácil. Haber salido de una opresión no nos garantiza vivir y disfrutar la libertad de un modo inmediato. Muchas veces será un largo trabajo de conquista diaria, con dolores y retrocesos. No podemos desanimarnos. Dios sigue acompañando cada paso que damos hacia esa Tierra en la que viviremos libremente.


sábado, 14 de septiembre de 2019

Evangelio      Jn 3, 13-17


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo: “Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan vida eterna. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él”.
Palabra del Señor.

Comentario


Al mirar la cruz, nos sentimos atraídos por Jesús. Lo contemplamos, le rezamos y hasta le hablamos. Se cumplen así estas palabras de Jesús: “Así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna”. Él nos abraza desde el lugar del dolor, cobijando el nuestro.

viernes, 13 de septiembre de 2019

Evangelio      Lc 6, 37-42


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a sus discípulos: “No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan tam­bién se usará para ustedes”. Les hizo también esta comparación: “¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un pozo? El discípulo no es superior al maestro; cuando el discípulo llegue a ser perfecto, será como su maestro. ¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu herma­no: ‘Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo’, tú, que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano”.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús nos presenta una situación muy conocida por nosotros y que nos lleva también a un refrán muy usado. En definitiva, debemos observarnos muy bien a nosotros mismos antes de enfrentar al que consideramos pecador o infractor. Debemos tener una gran claridad sobre nosotros, mirarnos con la mayor objetividad posible y saber que todos compartimos la misma condición humana.

jueves, 12 de septiembre de 2019

Evangelio      Lc 6, 27-36


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a sus discípulos: Yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemi­gos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquellos que los aman, ¿qué mérito tie­nen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos que los aman. Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mis­mo. Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagrade­cidos y los malos. Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es miseri­cordioso.
Palabra del Señor.

Comentario


“En esto pecamos no poco; no solamente no dando a los que piden, sino vituperándolos diciendo: ‘¿Por qué no trabaja? ¿Por qué se ha de sustentar el ocioso?’. Dime, ¿y tú eres rico porque trabajas? Y si trabajas, ¿lo haces para vituperar a otros? ¿Y por un pan y una túnica le llamas codicioso? ¿No das? Pues no le vituperes. ¿Por qué no te compadeces, y disuades a los que quieren dar? Si diéremos indiferentemente a todos siempre nos compadeceríamos; porque Abraham recibía a todos, recibió también a los ángeles. Y aun cuando sea un homicida, o un ladrón, ¿no le consideras como digno de tener pan? No seamos, pues, censores severos de los demás, para no ser juzgados también nosotros con rigor” (San Juan Crisóstomo, Hom 3 de Lázaro).

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Evangelio      Lc 6, 20-26


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: ¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece! ¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados! ¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán! ¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y proscriban el nombre de ustedes, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre! ¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recom­pensa de ustedes será grande en el cielo! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas! Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas! ¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!
Palabra del Señor.

Comentario


La fe cristiana no justifica ni enaltece la pobreza, sin embargo nos invita a vivir una vida despojada de aquello que entorpece una vida de seguimiento pleno a Jesús. La pobreza no es un fin en sí mismo, sino un camino de liberación.

martes, 10 de septiembre de 2019

Evangelio      Lc 6, 12-19


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles: Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote, Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor. Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí mu­chos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llega­do de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse sanar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban sanos; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús, luego de un íntimo encuentro con el Padre, y seguramente luego de un hondo proceso de discernimiento, elige a doce hombres de entre un gran grupo de seguidores. No fue al azar, no fue impulsivamente, tampoco fue por amistad previa ni por beneficio personal o “acomodo”. La elección de quienes han de ejercer un cargo de responsabilidad en la comunidad, debe hacerse de una manera muy cuidadosa, como lo hizo Jesús.

lunes, 9 de septiembre de 2019

Evangelio      Lc 6, 6-11


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Un sábado, Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si sanaba en sábado, porque querían encontrar algo de qué acusar­lo. Pero Jesús, conociendo sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: “Levántate y quédate de pie delante de todos”. Él se levantó y permaneció de pie. Luego les dijo: “Yo les pregunto: ¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?”. Y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre: “Extiende tu mano”. Él la extendió y su mano quedó sana. Pero ellos se enfurecieron, y deliberaban entre sí para ver qué podían hacer contra Jesús.
Palabra del Señor.

Comentario


Por un momento, hagamos el ejercicio de imaginar la escena. Podemos “ver” a Jesús con una mirada tierna hacia el pobre hombre. Y esta mirada, sin dudas, se transforma en desafiante hacia los hombres que quieren encontrar en él un transgresor de la Ley. ¿Y su voz? Quizás se escucha bien firme cuando le indica al hombre que se levante, o cuando enfrenta a los escribas y fariseos interrogándolos. Sin embargo, nos ha de sonar con un tono diferente: el hombre lo siente cercano y liberador, mientras que los defensores de la Ley se sienten juzgados. Dejemos que nuestra imaginación nos incluya entre los espectadores y preguntémonos sobre nuestros sentimientos en esta escena.

domingo, 8 de septiembre de 2019

Evangelio      Lc 14, 25-33


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo: “Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. ¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y to­dos los que lo vean se rían de él, diciendo: “Este comenzó a edifi­car y no pudo terminar”. ¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sien­ta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para nego­ciar la paz. De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo”.
Palabra del Señor.

Comentario


“Las dos pequeñas parábolas de la torre y de la guerra llevan implícita una severa advertencia a los cristianos superficiales, que no viven de manera consecuente el seguimiento de Jesús. Es mejor no iniciar una empresa, si no se tiene en cuenta la posibilidad de llevarla a término de un modo satisfactorio” (Comentario de La Biblia El Libro del Pueblo de Dios, Ed. Verbo Divino).

sábado, 7 de septiembre de 2019

Evangelio      Lc 6,1-5


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Un sábado, en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus dis­cípulos arrancaban espigas y, frotándolas entre las manos, las comían. Algunos fariseos les dijeron: “¿Por qué ustedes hacen lo que no está permitido en sábado?”. Jesús les respondió: “¿Ni siquiera han leído lo que hizo Da­vid cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios y, tomando los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y dio de comer a sus com­pañeros?”. Después les dijo: “El Hijo del hombre es dueño del sábado”.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús, en ningún momento, descalificó las leyes de Moisés o de sus padres. Sin embargo, se muestra libre frente a estas: el rey David también se vio obligado a transgredir la Ley por hambre. No somos los “dueños” de la Ley ni dejamos de sentirnos llamados a cumplirla. Sería necio pensar en un grupo humano sin leyes. Pero Jesús nos muestra que, por encima de todo, está el cuidado de la vida.

viernes, 6 de septiembre de 2019

Evangelio      Lc 5, 33-39


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Los escribas y los fariseos dijeron a Jesús: “Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y be­ben”. Jesús les contestó: “¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos? Llegará el momen­to en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayu­nar”. Les hizo además esta comparación: “Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más. El vino nuevo se pone en odres nuevos. Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: el añejo es mejor”.
Palabra del Señor.

Comentario

La vida cristiana no admite “remiendos”. Si Cristo vive en nosotros, nuestra vida entera tiene que cambiar, renovarse y expresarse a todo el mundo sin ocultar nada.

jueves, 5 de septiembre de 2019

Evangelio      Lc 5, 1-11


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: “Navega mar adentro, y echen las redes”. Simón le respondió: “Maestro, hemos trabajado la noche en­tera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las re­des”. Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: “Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador”. El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: “No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres”. Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.
Palabra del Señor.

Comentario


“Los maestros judíos reunían discípulos para enseñarles la interpretación de la Ley. Jesús, en cambio, llama discípulos para destinarlos a una tarea: todo discípulo cristiano es un misionero encargado de reunir a otras personas para que vayan a participar de la vida y misión de Jesús” (Luis H. Rivas, La obra de Lucas. I. El Evangelio, Ágape Libros).

miércoles, 4 de septiembre de 2019

Evangelio      Lc 4, 38-44


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Al salir de la sinagoga, Jesús entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella. Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y esta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a servirlos. Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y él, imponiendo las manos so­bre cada uno de ellos, los sanaba. De muchos salían demonios, gritando: “¡Tú eres el Hijo de Dios!”. Pero él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías. Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto. La multitud comenzó a buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de ellos. Pero él les dijo: “Tam­bién a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del Rei­no de Dios, porque para eso he sido enviado”. Y predicaba en las sinagogas de toda la Judea.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús cura primero a una mujer (la suegra de Pedro), y luego, a un gran número de enfermos. De esta manera, muestra el cumplimiento de las palabras con las que inició su vida pública en la sinagoga de Nazaret: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos”. Por eso, la gente no quiere dejarlo ir y quiere retenerlo para siempre.

martes, 3 de septiembre de 2019

Evangelio      Lc 4, 31-37


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados. Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con fuerza: “¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”. Pero Jesús lo increpó, diciendo: “Cállate y sal de este hom­bre”. El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño. El temor se apoderó de todos, y se decían unos a otros: “¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con auto­ridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!”. Y su fama se extendía por todas partes en aquella región.
Palabra del Señor.

Comentario


En tiempos de Jesús, un “demonio inmundo” podía ser cualquier tipo de mal que un hombre sufriera y lo alejara de Dios, no necesariamente una posesión diabólica. Jesús reacciona ante esta opresión sin descalificar al hombre o excluirlo, tampoco lo deja desamparado, lo cual profundizaría el mal que está padeciendo. Al contrario, le habla, le grita, lo moviliza de tal modo que el hombre queda liberado de ese mal. Jesús nos enseña a no practicar la exclusión.

lunes, 2 de septiembre de 2019

Evangelio      Lc 4, 16-30


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor”. Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. To­dos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él. Entonces comenzó a decirles: “Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír”. Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: “¿No es este el hijo de José?”. Pero él les respondió: “Sin duda ustedes me citarán el refrán: ‘Médico, sánate a ti mismo’. Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaúm”. Después agregó: “Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue sanado, sino Naamán, el sirio”. Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en me­dio de ellos, continuó su camino.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús inicia así su programa de vida. Algo muy distinto de cómo lo presentaría hoy cualquier candidato a ocupar un puesto político. No porque hable de la atención y cuidado de los pobres, desamparados y excluidos, ya que eso lo estamos escuchando en cada campaña política de estos tiempos, sino porque sabemos que Jesús, en verdad, lo ha hecho y los pobres son siempre sus privilegiados. Los signos de su vida muestran que este discurso es real, a tal punto que entregó su vida junto a estas palabras.

domingo, 1 de septiembre de 2019

Evangelio      Lc 14, 1. 7-14


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principa­les fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola: “Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: ‘Déjale el sitio’, y así, lleno de ver­güenza, tengas que ponerte en el último lugar. Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: ‘Amigo, acércate más’, y así quedarás bien delante de todos los invitados. Porque todo el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado”. Después dijo al que lo había invitado: “Cuando des un almuer­zo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así ten­drás tu recompensa en la resurrección de los justos!”.
Palabra del Señor.

Comentario


“Las palabras de Jesús son una invitación a la generosidad que no busca ser compensada, al desinterés, a celebrar la fiesta con quienes nadie la celebra y con aquellos de los que no se puede esperar nada. El cristiano debe sentar a su mesa, o lo que es igual, compartir su vida con los marginados de la sociedad, que no tienen, por lo común, lugar en la mesa de la vida: pobres, lisiados, cojos y ciegos. Quien así actúa sentirá la dicha verdadera de quien da sin esperar recibir” 

Evangelio      Lc 14, 1. 7-14


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principa­les fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola: “Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: ‘Déjale el sitio’, y así, lleno de ver­güenza, tengas que ponerte en el último lugar. Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: ‘Amigo, acércate más’, y así quedarás bien delante de todos los invitados. Porque todo el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado”. Después dijo al que lo había invitado: “Cuando des un almuer­zo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así ten­drás tu recompensa en la resurrección de los justos!”.
Palabra del Señor.

Comentario


“Las palabras de Jesús son una invitación a la generosidad que no busca ser compensada, al desinterés, a celebrar la fiesta con quienes nadie la celebra y con aquellos de los que no se puede esperar nada. El cristiano debe sentar a su mesa, o lo que es igual, compartir su vida con los marginados de la sociedad, que no tienen, por lo común, lugar en la mesa de la vida: pobres, lisiados, cojos y ciegos. Quien así actúa sentirá la dicha verdadera de quien da sin esperar recibir”