martes, 28 de febrero de 2017

Evangelio     Mc 10, 28-31

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Pedro le dijo a Jesús: “Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”. Jesús respondió: “Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna. Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros”.
Palabra del Señor.

Comentario


Seguramente podemos contar ese ciento por uno que nos ha dado la vida de fe y la comunidad: Muchos hermanos y hermanas, casas donde compartir y encontrarnos, y lazos fuertes que nos sostienen. Jesús nos ha hecho ganar mucho, ya, ahora, en esta tierra.

lunes, 27 de febrero de 2017

Evangelio     Mc 10, 17-27

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús se puso en camino. Un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?”. Jesús le dijo: “¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre”. El hombre le respondió: “Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud”. Jesús lo miró con amor y le dijo: “Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme”. Él, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes. Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: “¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!”. Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: “Hijos míos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios”. Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: “Entonces, ¿quién podrá salvarse?”. Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: “Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible”.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús sigue en camino. ¿Cómo transitar este itinerario con él? Ciertamente que hay formas variadas, y así lo fueron encarnando muchos hombres y mujeres a lo largo de la historia, con distintos estilos de vida y distintos modelos de santidad. Este hombre rico, buen cumplidor de los mandamientos, intuye que puede haber algo más. Pero sus riquezas fueron un lastre que no le dejaron andar libremente siguiendo a Jesús. El episodio nos invita a revisar nuestro propio caminar, y ser capaces de desprendernos de aquello que nos ata y no nos deja avanzar con alegría en el camino de Jesús.

sábado, 25 de febrero de 2017

Evangelio     Mc 10, 13-16

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Le trajeron unos niños a Jesús para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: “Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño no entrará en él”. Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.
Palabra del Señor.

Comentario


Los niños pertenecían a la categoría de los impuros, es decir, quienes no eran totalmente aptos para participar del culto. Otra vez, los discípulos muestran su atadura a los criterios imperantes, sin comprender la novedad que trae Jesús. Por eso el Maestro tiene que retarlos y hacerles ver que el Reino sólo se puede recibir como reciben los dones los niños: sin poder alcanzar por ellos mismos lo que necesitan, confían en lo bueno que viene de sus padres.

viernes, 24 de febrero de 2017

Evangelio     Mc 10, 1-12

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán. Se reunió nuevamente la multitud alrededor de él y, como de costumbre, les estuvo enseñando una vez más. Se acercaron a Jesús algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: “¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?”. Él les respondió: “¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?”. Ellos dijeron: “Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella”. Entonces Jesús les respondió: “Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, “Dios los hizo varón y mujer”. “Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne”. De manera que ya no son dos, “sino una sola carne”. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”. Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto. Él les dijo: “El que se divorcia de su mujer y se casa con otra comete adulterio contra aquélla; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio”.
Palabra del Señor.

Comentario


La interpretación farisea permitía, de manera unilateral, que el marido repudiara a su mujer. Se discutía mucho en las escuelas de los distintos maestros sobre cuáles podían ser los motivos para repudiar, desde los más graves hasta los más leves. Jesús se pone al margen de estas disquisiciones. Jesús quiere destacar el proyecto original de Dios, donde no había privilegios unilaterales para una de las partes, sino la unión en paz e igualdad.

jueves, 23 de febrero de 2017

Marcos 9; 41 – 50

JESUS dijo a sus Discípulos: “Les aseguro que no quedara sin recompensa él que les de  beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a CRISTO. El que haga caer a uno de estos pequeños que cree en Mi, sería preferible para él que se atara una roca de moler al cuello y se arrojara al mar. Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque mas te vale entrar en la vida manco, que ir con tus dos manos al infierno, al fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtatelo, porque mas vale entrar lisiado a la vida, que ser arrojado con tus dos pies al infierno. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque mas vale entrar con un solo ojo al Reino de DIOS, que ser arrojado con tus dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Pues el mismo fuego lo conserva.
La sal es buena, pero si la sal pierde su sabor, ¿con que se lo devolverán? Tengan sal en ustedes y vivan en paz unos con otros.”
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús nos amonesta para que nos cuidemos de no caer en pecado: “Si tu mano es ocasión...”. Pero el Maestro es mucho más tajante cuando se trata de no dar ocasión de pecado a los más pequeños, es decir, no escandalizarlos. Es hora de quitar el pecado y poner sal en la vida. Así, la comunidad se estimula y se protege, teniendo especial cuidado por los más pequeños y débiles.

miércoles, 22 de febrero de 2017

Evangelio     Mt 16, 13-19

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?”. Ellos le respondieron: “Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas”. “Y ustedes –les preguntó–, ¿quién dicen que soy?”. Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Y Jesús le dijo: “Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.
Palabra del Señor.

Comentario


“Mateo es el único evangelista que utiliza la palabra ‘Iglesia’ (en griego ekklesía), un modo de designar a la asamblea. Aquí se refiere a la asamblea que prolongará al grupo reunido alrededor de Jesús durante su vida terrena y se reunirá posteriormente en torno en Cristo resucitado. De esta manera, la imagen del edificio erigido por Cristo se entrecruza con la de una comunidad reunida para el culto” (A. Levoratti, Evangelio según San Mateo, en Comentario Bíblico Latinoamericano, Ed. Verbo Divino).

martes, 21 de febrero de 2017

Evangelio     Mc 9, 30-37

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús atravesaba la Galilea junto con sus discípulos y no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará”. Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas. Llegaron a Cafarnaúm y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: “¿De qué hablaban en el camino?”. Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande. Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: “El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos”.
Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: “El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a Aquél que me ha enviado”.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús y los suyos siguen en camino. Pero los discípulos van sin entender. Mientras Jesús anuncia su mesianismo sufriente, los integrantes de la comunidad siguen pensando con criterios de éxito y de poder. Nuestra vanidad está toda reflejada en la disputa por “quién es el más grande”. Aún queda mucho por aprender en este camino. Hay que volverse pequeño como los niños.

domingo, 19 de febrero de 2017

Evangelio     Mt 5, 38-48

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente”. Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él. Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado. Ustedes han oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
Palabra del Señor.

Comentario


“El amor no conoce límites. El amor a los enemigos es la expresión más fuerte de la voluntad de Jesús de superar todas las barreras levantadas por los hombres, todas las definiciones legales, todos los legalismos, y de introducirse en la amplitud y libertad del amor divino. Sin embargo el amor, desde el amor al prójimo al amor del enemigo, es justamente caracterizado como ‘el mandamiento supremo’ que está siempre ante nosotros, al que sólo nos aproximamos, y que difícilmente podemos cumplir plenamente alguna vez. El culmen del amor es dar la vida por los otros según el ejemplo de Jesús” (R. Schnackenburg, Todo es posible para el que cree, Ed. Paulinas).

sábado, 18 de febrero de 2017

Evangelio     Mc 9, 2-13

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor. Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: “Éste es mi Hijo muy querido, escúchenlo”. De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos. Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría “resucitar de entre los muertos”. Y le hicieron esta pregunta: “¿Por qué dicen los escribas que antes debe venir Elías?”. Jesús les respondió: “Sí, Elías debe venir antes para restablecer el orden en todo. Pero, ¿no dice la Escritura que el Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser despreciado? Les aseguro que Elías ya ha venido e hicieron con él lo que quisieron, como estaba escrito”.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús viene señalando el camino hacia Jerusalén, despojado de todo triunfalismo y dispuesto a sufrir el rechazo. Y hace un alto en el camino. Muchos estudiosos interpretan así el sentido de la Transfiguración en esta etapa de su camino a Jerusalén: Jesús anticipó el rechazo que sufrirá, pero también quiso que sus discípulos supieran lo que espera más allá. Por eso se muestra transfigurado, anticipando la gloria que vivirá junto al Padre. Y con esta esperanza los exhorta a seguir caminando.

jueves, 16 de febrero de 2017

Evangelio     Mc 8, 27-33

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?”. Ellos le respondieron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas”. Entonces él les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”. Pedro respondió: “Tú eres el Mesías”. Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: “¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”.
Palabra del Señor.

Comentario


Pedro, igual que el ciego que el evangelio nos presentaba ayer, está empezando a ver, pero todavía no claramente. Sus labios pueden decir: Tú eres el Cristo, es decir, el Mesías prometido, el Ungido de Dios. Pero en su visión de un Mesías no entran ni el rechazo de los dirigentes, ni el sufrimiento, ni la pena de muerte. Cuántas veces necesitamos, también nosotros, purificar nuestro modo de ver a Jesús. Y así salir del exitismo y el triunfalismo, y decidirnos a seguir al Mesías pobre y servidor.

miércoles, 15 de febrero de 2017

Evangelio     Mc 8, 22-26

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Cuando Jesús y sus discípulos, llegaron a Betsaida, le trajeron un ciego a Jesús y le rogaban que lo tocara. Él tomó al ciego de la mano y lo condujo a las afueras del pueblo. Después de ponerle saliva en los ojos e imponerle las manos, Jesús le preguntó: “¿Ves algo?”. El ciego, que comenzaba a ver, le respondió: “Veo hombres, como si fueran árboles que caminan”. Jesús le puso nuevamente las manos sobre los ojos, y el hombre recuperó la vista. Así quedó sano y veía todo con claridad. Jesús lo mandó a su casa, diciéndole. “Ni siquiera entres en el pueblo”.
Palabra del Señor.

Comentario


La gradual curación de este ciego es símbolo de la progresiva comprensión que los discípulos de Jesús deben ir adquiriendo. Todo ocurre mientras van caminando, y así, de a poco, tienen que ir descubriendo quien es Jesús. Muchas cosas no están claras aún. Jesús dedicará esta etapa del camino a clarificar la mirada de los discípulos. Ellos esperan un Mesías victorioso, pero deberán limpiar sus ojos para encontrarse con el Mesías sufriente y servidor.

martes, 14 de febrero de 2017

Evangelio     Mc 8, 13-21

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús volvió a embarcarse hacia la otra orilla del lago. Los discípulos se habían olvidado de llevar pan y no tenían más que un pan en la barca. Jesús les hacía esta recomendación: “Estén atentos, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes”. Ellos discutían entre sí, porque no habían traído pan. Jesús se dio cuenta y les dijo: “¿A qué viene esa discusión porque no tienen pan? ¿Todavía no comprenden ni entienden? Ustedes tienen la mente enceguecida. Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen. ¿No recuerdan cuántas canastas llenas de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas?”. Ellos le respondieron: “Doce”. “Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil personas, ¿cuántas canastas llenas de trozos recogieron?”. Ellos le respondieron: “Siete”. Entonces Jesús les dijo: “¿Todavía no comprenden?”.
Palabra del Señor.

Comentario


“La levadura de Jesús es la enseñanza que da a conocer a Dios y su voluntad y forja las disposiciones del corazón para ponerla en práctica. La respuestas al don del reino es aprender y vivir las enseñanzas de Jesús, las que se transforman en fuente de gozo y sentido pleno para la vida” (comentario del Nuevo Testamento. Biblia de las Américas, Ed. PPC).

lunes, 13 de febrero de 2017

Evangelio     Mc 8, 11-13

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Llegaron los fariseos, que comenzaron a discutir con Jesús; y, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Jesús, suspirando profundamente, dijo: “¿Por qué esta generación pide un signo? Les aseguro que no se le dará ningún signo”. Y dejándolos, volvió a embarcarse hacia la otra orilla.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús sabe que muchos que se le acercan no piden un signo para creer porque busquen la verdad o un sentido nuevo a sus vidas. Algunos buscan simplemente la provocación. Y Jesús no entra en estos juegos. Simplemente se va.

sábado, 11 de febrero de 2017

Evangelio     Mc 8, 1-10

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
En esos días, volvió a reunirse una gran multitud, y como no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: “Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. Si los mando en ayunas a sus casas, van a desfallecer en el camino, y algunos han venido de lejos”. Los discípulos le preguntaron: “¿Cómo se podría conseguir pan en este lugar desierto para darles de comer?”. Él les dijo: “¿Cuántos panes tienen ustedes?”. Ellos respondieron: “Siete”. Entonces él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo, después tomó los siete panes, dio gracias, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. Ellos los repartieron entre la multitud. Tenían, además, unos cuantos pescados pequeños, y después de pronunciar la bendición sobre ellos, mandó que también los repartieran. Comieron hasta saciarse y todavía se recogieron siete canastas con lo que había sobrado. Eran unas cuatro mil personas. Luego Jesús los despidió. En seguida subió a la barca con sus discípulos y fue a la región de Dalmanuta.
Palabra del Señor.

Comentario


“Quisiera subrayar brevemente cada una de estas acciones. […] Las manos que Jesús levanta para bendecir al Dios del cielo son las mismas que distribuyen el pan a la multitud que tiene hambre. Y podemos imaginarnos, podemos imaginar ahora cómo iban pasando de mano en mano los panes y los peces hasta llegar a los más alejados. Jesús logra generar una corriente entre los suyos, todos iban compartiendo lo propio, convirtiéndolo en don para los demás y así fue como comieron hasta saciarse, increíblemente sobró: lo recogieron en siete canastas. Una memoria tomada, una memoria bendecida, una memoria entregada siempre sacia al pueblo” (Papa Francisco, 9/7/2015).

viernes, 10 de febrero de 2017

Evangelio     Mc 7, 31-37

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis. Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: “Efatá”, que significa: “Ábrete”. Y en seguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente. Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.
Palabra del Señor.

Comentario


Hoy nos ponemos delante de Jesús, como este hombre, y le pedimos que nos abra nuestros oídos para poder escuchar mejor su Palabra y las voces de nuestros hermanos y hermanas; que estemos dispuestos a recibir de ellos sus confidencias y dolencias, para entregar tiempo escuchando sus anhelos y sueños. Hoy queremos escuchar las alegrías de los que están felices y el clamor de los que sufren.

jueves, 9 de febrero de 2017

Evangelio     Mc 7, 24-30

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús fue a la región de Tiro. Entró en una casa y no quiso que nadie lo supiera, pero no pudo permanecer oculto. En seguida una mujer cuya hija estaba poseída por un espíritu impuro, oyó hablar de él y fue a postrarse a sus pies. Esta mujer, que era pagana y de origen sirofenicio, le pidió que expulsara de su hija al demonio. Él le respondió: “Deja que antes se sacien los hijos; no está bien tomar el pan de los hijos para tirárselo a los cachorros”. Pero ella le respondió: “Es verdad, Señor, pero los cachorros, debajo de la mesa, comen las migajas que dejan caer los hijos”. Entonces él le dijo: “A causa de lo que has dicho, puedes irte: el demonio ha salido de tu hija”. Ella regresó a su casa y encontró a la niña acostada en la cama y liberada del demonio.
Palabra del Señor.

Comentario


Imposible no detenerse en el inicio del relato: “Jesús intentó pasar desapercibido”. Al leerlo se nos dibuja una sonrisa y pensamos: “¿cómo nadie pudo darse cuenta de que estaba en esa casa?”. Y sin embargo, ocurre. Jesús está en muchas casas, en muchos corazones, en muchos lugares, y pasa desapercibido. No porque no pueda manifestarse, sino porque los corazones no lo reciben. ¿Y quién/quienes se da/dan cuenta de su presencia? Los pobres, los alejados, los expulsados, los que tienen un corazón sensible y escuchan los pasos del Señor cuando él está cerca.

miércoles, 8 de febrero de 2017

Evangelio     Mc 7, 14-23

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús, llamando a la gente, les dijo: “Escúchenme todos y entiéndanlo bien. Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!”. Cuando se apartó de la multitud y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron por el sentido de esa parábola. Él les dijo: “¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender? ¿No saben que nada de lo que entra de afuera en el hombre puede mancharlo, porque eso no va al corazón sino al vientre, y después se elimina en lugares retirados?”. Así Jesús declaraba que eran puros todos los alimentos. Luego agregó: “Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro. Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre”.
Palabra del Señor.

Comentario


¡Cuántas veces nuestras palabras o nuestras obras no son coherentes con lo que decimos que creemos! ¡Y cuántas veces nos consideramos fieles religiosos simplemente por ser cumplidores de los preceptos! Todos, y cada uno, debemos sentir que estas palabras de Jesús nos hacen pensar en nuestro modo de creer y obrar.

martes, 7 de febrero de 2017

Evangelio     Mc 7, 1-13

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús, y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar. Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados; y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras, de la vajilla de bronce y de las camas. Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: “¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?”. Él les respondió: “¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos”. Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres”. Y les decía: “Por mantenerse fieles a su tradición, ustedes descartan tranquilamente el mandamiento de Dios. Porque Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”, y además: “El que maldice a su padre y a su madre será condenado a muerte”. En cambio, ustedes afirman: “Si alguien dice a su padre o a su madre: Declaro corbán –es decir, ofrenda sagrada– todo aquello con lo que podría ayudarte...”. En ese caso, le permiten no hacer nada más por su padre o por su madre. Así anulan la palabra de Dios por la tradición que ustedes mismos se han transmitido. ¡Y como éstas, hacen muchas otras cosas!”.
Palabra del Señor.

Comentario


No está mal cuidar los ritos, y sostener las tradiciones. Jesús se opone a la superficialidad con que se viven esos ritos, que muchas veces no son motivados por un corazón generoso sino simplemente “por cumplir un mandato”.

lunes, 6 de febrero de 2017

Evangelio     Mc 6, 53-56

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Después de atravesar el lago, Jesús y sus discípulos llegaron a Genesaret y atracaron allí. Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús, y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba. En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban sanos.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús llega a su región natal, Galilea, y hacia él acuden quienes están desvalidos y en situación de dolor. Pero no van solos. Hay quienes cargan con ellos, claman ante el Señor por sus enfermos, se transforman en voces que gritan por sus hermanos. El Señor se habrá conmovido y emocionado. No sólo porque acudían a él, sino porque esta multitud le movía a compasión.

domingo, 5 de febrero de 2017

Evangelio     Mt 5, 13-16

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en el cielo.
Palabra del Señor.

Comentario


“Si tan sólo hubiese dicho: ‘para que vean sus buenas obras’, hubiese constituido su fin el ser vistos siendo alabados por los hombres, lo cual buscan los hipócritas. Pero además añade: ‘y glorifiquen a su Padre que está en los cielos’ para que, por lo mismo que el hombre con las buenas obras agrada a los hombres, no constituyendo en eso su fin sino en dar alabanza a Dios, por lo tanto agrade a los hombres de modo que en ello sea glorificado Dios” (San Agustín, De Sermone Domini, 1, 7).

viernes, 3 de febrero de 2017

Evangelio     Mc 6, 14-29

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
El rey Herodes oyó hablar de Jesús, porque su fama se había extendido por todas partes. Algunos decían: “Juan el Bautista ha resucitado, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos”. Otros afirmaban: “Es Elías”. Y otros: “Es un profeta como los antiguos”. Pero Herodes, al oír todo esto, decía: “Este hombre es Juan, a quien yo mandé decapitar y que ha resucitado”. Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado. Porque Juan decía a Herodes: “No te es lícito tener a la mujer de tu hermano”. Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía, porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía, quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto. Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea. Su hija, también llamada Herodías, salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: “Pídeme lo que quieras y te lo daré”. Y le aseguró bajo juramento: “Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino”. Ella fue a preguntar a su madre: “¿Qué debo pedirle?”. “La cabeza de Juan el Bautista”, respondió ésta. La joven volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido: “Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista”. El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla. En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan. El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre. Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.
Palabra del Señor.

Comentario


El relato del asesinato de Juan busca certificar su muerte, ya que muchos identificaban a Jesús con el bautista, o incluso con Elías. La personalidad de Jesús resultaba (y resulta) imposible de encerrar en conceptos intelectuales. No lo podemos identificar ni comparar con nada conocido.

jueves, 2 de febrero de 2017

 Lc 2, 22-32

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación de ellos, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: “Todo varón primogénito será consagrado al Señor”. También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor. Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: “Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel”.
Palabra del Señor.

Comentario


Un hombre justo y una anciana son testigos del cumplimiento de las promesas de Dios. Porque la esperanza no decae ni con el tiempo ni con las adversidades. Ellos supieron esperar, creyeron y pudieron ver lo que Dios había prometido a todo el pueblo. Sepamos esperar, confiemos en el Señor. Él no dejará de colmar nuestra esperanza.

miércoles, 1 de febrero de 2017

Evangelio     Mc 6, 1-6

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: “¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos? ¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?”. Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo. Por eso les dijo: “Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa”. Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de sanar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos. Y él se asombraba de su falta de fe. Jesús recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente.
Palabra del Señor.

Comentario


No es la primera vez que Jesús es incomprendido. Tampoco la última. Pero a pesar de eso Jesús no abandona su misión de predicador. Sale de allí, va a otros pueblos, y sigue enseñando. La dificultad no lo frena, porque sabe qué es lo que debe hacer.