jueves, 16 de febrero de 2017

Evangelio     Mc 8, 27-33

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?”. Ellos le respondieron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas”. Entonces él les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”. Pedro respondió: “Tú eres el Mesías”. Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: “¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”.
Palabra del Señor.

Comentario


Pedro, igual que el ciego que el evangelio nos presentaba ayer, está empezando a ver, pero todavía no claramente. Sus labios pueden decir: Tú eres el Cristo, es decir, el Mesías prometido, el Ungido de Dios. Pero en su visión de un Mesías no entran ni el rechazo de los dirigentes, ni el sufrimiento, ni la pena de muerte. Cuántas veces necesitamos, también nosotros, purificar nuestro modo de ver a Jesús. Y así salir del exitismo y el triunfalismo, y decidirnos a seguir al Mesías pobre y servidor.

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