miércoles, 11 de abril de 2018

Evangelio     Jn 3, 16-21

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Dijo Jesús: Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no es condenado, el que no cree ya está condenado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios.
Palabra del Señor.

Comentario


Podemos detenernos en esta frase, tan profunda y tan conmovedora: “Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único”. Tanto me amó Dios, que mi vida le ha costado la vida al Hijo único de Dios; tanto amó Dios a todo el mundo, que el Hijo es el precio para que el mundo se llene de la gracia de Dios.

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