martes, 6 de marzo de 2012

Marcos 7
La verdadera pureza
Un día se acercaron a JESUS los fariseos, y con ella estaban unos maestros de la ley, que habían llegado de Jerusalén.
Esta gente se fijo que algunos de los Discípulos de JESUS comían los panes con las manos impuras, es decir, sin haberse lavado las manos.
De echo los fariseos y todos los Judíos aferrados a las leyes de los mayores, no comen sin haberse lavado cuidadosamente las manos, y tampoco comen al volver del mercado sin antes lavarse las manos. Y son muchas las costumbres que ellos se transmiten, como la de lavar los vasos, los jarros y las bandejas. Por eso, los fariseos y maestros de la ley le preguntaron: ¿Por qué tus discípulos no respetan la tradición de los ancianos, sino que comen con las manos impuras?

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