lunes, 1 de abril de 2013


Sirácides 23

Que la sensualidad y la lujuria no se adueñen de mi, SEÑOR, no me entregues a una pasión inmunda.
Hijos aprendan como refrenar sus palabras; el que lo sepa no será sometido.
El pecador será atrapado en sus propias palabras; así caerán el maldiciente y el soberbio.
No te acostumbres al juramento, ni te habitúes a pronunciar el nombre del santo. Porque, lo mismo que el servidor vigilado constantemente no se librara de todos los golpes, así el que jura constantemente no evitara los golpes.


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