jueves, 17 de septiembre de 2015

Lucas 7; 36 – 50

Un Fariseo invito a JESUS a comer. Entro  en casa del Fariseo y se reclino en el sofá para comer. En aquel pueblo había una mujer conocida como una pecadora; al enterarse de que JESUS estaba comiendo en casa del Fariseo, tomo un frasco de perfume, se colocó detrás de El, a sus pies, y se puso a llorar. Sus lágrimas comenzaron a regar los pies de JESUS y ella trato de secarlos con su cabello. Luego le besaba los pies y derramaba sobre ellos el perfume.
Al ver esto el Fariseo que lo había invitado, se dijo interiormente: Si este hombre fuera profeta, sabría que la mujer que lo esta tocando es una pecadora, conocería a la mujer y lo que vale.
Pero JESUS, tomando la palabra, le dijo: “Simón, tango algo que decirte” Simón contesto: Habla maestro. Y JESUS le dijo: “Un prestamista tenía dos deudores, unos le debía quinientas monedas y el otro cincuenta. Como no tenían con que pagarle, les perdono la deuda a ambos. ¿Cuál de los dos lo querrá mas?” Simón le contesto: Pienso que aquel al que le perdono mas. Y JESUS le dijo: “Haz juzgado bien” Y volviendo hacia la mujer le dijo a Simón: “¿Ves a este mujer? Cuando entre en tu casa, no me ofreciste agua para los pies, mientras que ella me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha secado con sus cabellos.
Tu no me has recibido con un beso, pero ella, desde que entro, no ha dejado de cubrirme los pies con besos. Tu no me ungiste la cabeza con aceite; ella, en cambio ha derramado perfume sobre mis pies. Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le quedan perdonados, por el mucho amor que me ha manifestado. Pero en cambio a aquel que se le perdona poco, demuestra poco amor.”
JESUS dijo después a la mujer: “Tus pecados te quedan perdonados” Y los que estaban en la mesa empezaron a pensar: ¿así que ahora pretende perdonar los pecados? Pero de nuevo JESUS se dirigió a la mujer: “Tu fe te ha salvado vete en paz.”
Palabra del Señor.

Comentario

La actitud de Jesús revoluciona al auditorio. No solo recibe a esta mujer, sino que deja que ella lo toque, y lo bese. Y además, la pone de ejemplo de humildad para el resto de los presentes. Y como si eso fuera poco, anuncia que sus pecados son perdonados. ¿Qué ha llevado a esta situación? Sin dudas la valentía de la mujer y el amor de Jesús.


No hay comentarios:

Publicar un comentario