martes, 18 de octubre de 2016

Lucas 10; 1 – 9

El SEÑOR, designo a otros setenta y dos, para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios a donde Él debía ir. Y les dijo: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados, que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! YO los envío como ovejas en medio de lobos, no lleven dinero, ni alforja, no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar a una casa, digan primero: ¡Que descienda la paz sobre esta casa! Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en la misma casa,  comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja, merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos coman lo que les sirvan, curen a sus enfermos y digan a la gente: El Reino de DIOS esta cerca de ustedes.”
Palabra del Señor.

Comentario

La misión de los discípulos no es hacia el bienestar, ni el privilegio o la seguridad. Es “ir a la boca del lobo”, es enfrentar el mal mismo, es atravesar los lugares más oscuros del corazón humano. El discípulo se desinstala para ir a sanar a tantos hombres y mujeres que padecen el dolor del mal.


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