viernes, 22 de diciembre de 2017

Evangelio     Lc 1, 46-55

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
María dijo: “Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡Su nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de sus tronos, y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre”.
Palabra del Señor.

Comentario


Con su cántico –conocido como Magníficat– María se inscribe en la larga lista de mujeres israelitas que cantando expresa su alegría por la obra de Dios en sus vidas: Miriam, Ana, Deborah, Judith y las peregrinas del templo. Todas estas mujeres son parte de los “pobres de Yahvé”. Ellas reconocieron que su vida se había hecho fecunda por la acción de Dios, y lo celebraron con gozo.

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