viernes, 1 de junio de 2018


Marcos 11; 11 – 25

JESUS iba de Betania a Jerusalén, le dio hambre y vio una higuera con hojas, se acercó y vio que no tenía frutos entonces le dijo: “Que nadie coma de tus frutos.” Y siguió a Jerusalén. Cuando llego al Templo, corrió a los que vendían y compraban en él. Los maestros de la ley y los sacerdotes lo querían matar, pero tenían miedo al pueblo ya que el pueblo lo quería mucho y lo escuchaba. Y les enseñaba: “¿Acaso no esta escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones.” Al caer la tarde JESUS y sus Discípulos salieron de la ciudad. Al otro día al pasar por la higuera, vieron que se había secado de raíz. Pedro acordándose, dijo a JESUS: Maestro, la higuera que has maldecido se ha secado. JESUS le respondió: “Tengan fe en DIOS, porque YO les aseguro que si alguien dice a esa montaña: retírate de ahí y arrójate al mar, sin vacilar en su interior, sino creyendo que sucederá lo que dicen, lo conseguirá. Por eso les digo: Cuando pidan algo en la oración, crean que ya lo tienen y lo conseguirán. Y cuando ustedes se pongan de pie para orar, si tienen algo en contra de alguien, perdónenlo, y el PADRE que esta en el cielo perdonara también sus faltas a ustedes.”
Palabra del Señor.

Comentario

“Para Dios no hay estaciones, por lo que a todos exige los frutos adecuados; de modo contrario, como hizo con la higuera que inútilmente ocupaba terreno, cortará de raíz el árbol infecundo” (Comentario del Nuevo Testamento, Biblia de la Iglesia en América, Ed. PPC).


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