domingo, 7 de julio de 2019

1ª Lectura    Is 66, 10-14


Lectura del libro de Isaías.
¡Alégrense con Jerusalén y regocíjense a causa de ella, todos los que la aman! ¡Compartan su mismo gozo los que estaban de duelo por ella, para ser amamantados y saciarse en sus pechos consoladores, para gustar las delicias de sus senos gloriosos! Porque así habla el Señor: Yo haré correr hacia ella la prosperidad como un río, y la riqueza de las naciones como un torrente que se desborda. Sus niños de pecho serán llevados en brazos y acariciados sobre las rodillas. Como un hombre es consolado por su madre, así yo los consolaré a ustedes, y ustedes serán consolados en Jerusalén. Al ver esto, se llenarán de gozo, y sus huesos florecerán como la hierba. La mano del Señor se manifestará a sus servidores, y a sus enemigos, su indignación.
Palabra de Dios.

Comentario

Cuando el profeta declamaba esto, el pueblo estaba en un proceso de reconstrucción social y material luego de un periodo en el que algunos habían estado exiliados y otros, abandonados a su triste suerte en un territorio desolado, sin conducción ni recursos. Sin embargo, el profeta puede ver que todo eso tiene que tener un buen fin, que Dios no puede abandonar a sus hijos y que, en esta oscuridad, Dios aún está actuando. La visión puede ser exageradamente optimista, pero es la visión de un hombre de fe.

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