sábado, 20 de julio de 2019

Evangelio      Mt 12, 14–21


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Los fariseos se confabularon para buscar la forma de acabar con Jesús. Al enterarse de esto, Jesús se alejó de allí. Grandes multitudes lo siguieron, y los sanó a todos. Pero él les ordenó severamente que no lo dieran a conocer, para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías: “Este es mi servidor, a quien elegí, mi muy querido, en quien tengo puesta mi predilección. Derramaré mi Espíritu sobre él y anunciará la justicia a las naciones. No discutirá ni gritará, y nadie oirá su voz en las plazas. No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia; y las naciones pondrán la esperanza en su Nombre”.
Palabra del Señor.

Comentario


“Jesús no es el juez que viene a condenar, sino el siervo humilde, que cumple con su misión sin gritos y dejando a cada uno su oportunidad. Frente a los fariseos que traman su muerte, Jesús se retira para no precipitar el drama ni ‘apagar la mecha que todavía humea’. Este juicio de Dios que se realiza en el silencio de Jesús y en su misericordia es sin duda un signo para los ‘sencillos’ que lo siguen y una esperanza para los paganos” (E. Charpentier, El Evangelio según san Mateo, Ed. Verbo Divino).

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