lunes, 5 de noviembre de 2012


Consejos de piedad (Eclesiastés 5)

El que ama el dinero nunca tiene bastante, al que ama el lujo, siempre se le harán pocas sus entradas. Eso también es absurdo.
Donde hay muchas riquezas abundan los aprovechadores. ¿Y que saca su dueño con tenerlas? Solo el gusto de verlas. El sueño del obrero es tranquilo, haya comido poco o mucho; pero la saciedad del rico no le permite dormir.
Hay un mal doloroso que veo bajo el sol, el rico que guarda sus riquezas para su desgracia. En un mal negocio, pierde sus riquezas, y si tenía un hijo, a éste no le queda nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario