lunes, 10 de diciembre de 2012


Sirácides 3

Porque la gloria de un hombre nace de la fama de su padre, y es una deshonra para los hijos una madre despreciada.
Hijo, cuida de tu padre en su vejez y, mientras viva, no le causes tristeza. Si se debilita su espíritu, perdónale y no lo desprecies, tu que estas en plena juventud.
Pues la caridad para con el padre no será olvidada, te servirá como reparación de tus pecados. Cuando estés sufriendo DIOS se acordara de ti; y como el calor derrite el hielo, se disolverán tus pecados.
Como quien injuria a DIOS, es el que abandona a su padre, y maldito del SEÑOR quien ofende a su madre.

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