jueves, 21 de febrero de 2013


Sirácides 16

Aunque fuera uno solo el de cabeza dura, sería maravilla que quedara impune, porque el perdón y  el enojo le pertenecen al SEÑOR; poderoso en perdonar y duro para castigar.
Su justicia es tan grande como su misericordia y juzga a los hombres por sus actos.
El pecador no se salvará con su botín; tampoco será defraudada la paciencia del justo.
DIOS dará recompensa a toda obra de misericordia; cada uno será tratado según sus obras.
NO digas: Me esconderé para escapar del SEÑOR; allá arriba, ¿Quién se compadecerá de mi? En medio del gentío no me reconocerán; ¿Qué soy yo en la inmensa creación?

 


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