domingo, 20 de diciembre de 2015

Lucas 1; 39 – 45

Por ese entonces María tomó su decisión y se fue, sin mas demoras, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludo a Isabel, al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre, Isabel se llenó del Espíritu Santo y exclamó en voz alta: ¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Cómo he merecido yo que venga a mi la madre de mi SEÑOR? Apenas llegó tu saludo a mis  oídos, el niño salto de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa tú por haber creído en la promesa de nuestro SEÑOR!
Palabra del Señor.

Comentario


María va a la casa de Isabel llevando en su seno al Salvador. Dios mismo visita esa casa cuando María entra. Entonces, todo es alegría: Juan salta de gozo, y su madre prorrumpe en alabanzas. En esta escena, es evidente que el Espíritu Santo llena los corazones. Con la visita de María, se anticipa un gozoso misterio: Dios mismo visita a la humanidad.

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