martes, 29 de noviembre de 2016

Lucas 10; 21 – 24

Al regresar los setenta y dos discípulos de su misión, JESUS se estremeció de gozo, y movido por el Espíritu Santo, y dijo: “Te alabo, PADRE, SEÑOR del Cielo y la Tierra, porque, habiendo ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes, las has revelado a los mas pequeños.  Si, PADRE, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi PADRE, y nadie sabe quien es el HIJO, sino el PADRE, como nadie sabe quien es el PADRE, sino el HIJO y a quienes el  HIJO  se lo quiera revelar” Después, volviéndose a los Discípulos, JESUS les dijo a ellos solos: “¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! Porque les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron.”
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús se alegra ante la experiencia de ser reconocido como el enviado del Padre. ¿Seremos nosotros también motivo de la alegría de Jesús?

No hay comentarios:

Publicar un comentario