sábado, 12 de noviembre de 2016

Lucas 18; 1 – 8

JESUS  enseño con una parábola, que era necesario orar siempre sin desanimarse: “En una ciudad había un juez que no temía a DIOS ni le importaban los hombres; y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: Te ruego que me hagas justicia con mi adversario. Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: yo no temo  DIOS ni me importan los hombres,  pero como esta viuda me molesta, le are justicia para que no venga continuamente a fastidiarme” y el SEÑOR  dijo: “Oigan lo que dijo este juez injusto. Y DIOS, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman a Él día y noche, aunque los haga esperar? Les  aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrara fe sobre la tierra?”
Palabra del Señor.

Comentario

Jesús toma como modelo de oración la perseverancia de la viuda. Donde otros sólo verían una anciana cargosa, Jesús percibe algo más profundo: es la convicción de las personas pobres, de aquellos que reclaman por sus derechos, y que, no teniendo ni dinero, ni amigos influyentes ni recursos, saben que sólo su constancia vencerá la injusticia. Ese pedido insistente por la justicia es modelo de oración.


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