lunes, 15 de enero de 2018

Evangelio     Mc 2, 18-22

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Un día en que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, fueron a decirle a Jesús: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacen los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos?”. Jesús les respondió: “¿Acaso los amigos del esposo pueden ayunar cuando el esposo está con ellos? Es natural que no ayunen, mientras tienen consigo al esposo. Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido viejo y la rotura se hace más grande. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres, y ya no servirán más ni el vino ni los odres. ¡A vino nuevo, odres nuevos!”.
Palabra del Señor.

Comentario


El ayuno es una práctica común en muchas religiones. También lo era en el judaísmo contemporáneo de Jesús, hasta el punto que no sólo los fariseos, sino también los discípulos de Juan Bautista lo practicaban. El ayuno se relaciona con el tiempo de penitencia e introspección. Pero si el reino de Dios llega, si Dios ya está en medio de nosotros, no es tiempo para ayunar, sino para alegrarse como en una fiesta de casamiento. Jesús viene a hacer nuevas todas las cosas, y eso incluye las antiguas prácticas religiosas.

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