jueves, 18 de enero de 2018

Evangelio     Mc 3, 7-12

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió mucha gente de Galilea. Al enterarse de lo que hacía, también fue a su encuentro una gran multitud de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la Transjordania y de la región de Tiro y Sidón. Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca, para que la muchedumbre no lo apretujara. Porque, como sanaba a muchos, todos los que padecían algún mal se arrojaban sobre él para tocarlo. Y los espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: “¡Tú eres el Hijo de Dios!”. Pero Jesús les ordenaba terminantemente que no lo pusieran de manifiesto.
Palabra del Señor.

Comentario


“La misma multitud que está sedienta de la vida que le puede dar Jesús le puede aplastar. Los enfermos a los que nadie tocaba se echan a sus pies para curarse. Los espíritus impuros ven a Jesús y lo reconocen como Hijo de Dios. El evangelista Marcos nos quiere enseñar que Jesús es algo más que el ‘hijo del carpintero’. Sólo a los que lo siguen de cerca y hasta el final se les concederá comprender que su mesianismo es la entrega en favor de los demás” (La Buena Noticia de cada día, Ed. Verbo Divino).

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