lunes, 16 de marzo de 2020

Evangelio      Lc 4, 24-30


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Cuando Jesús llegó a Nazaret, dijo a la multitud en la sinagoga: “Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue sanado, sino Naamán, el sirio”. Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús nos desafía continuamente a salir de nuestros estrechos límites. Como sus vecinos, podemos estar tentados de creer que algunos –tal vez nosotros– somos más dignos de salvación que otros. Siempre hay alguien a quien dejamos afuera. Y Jesús nos trae los ejemplos de los paganos, de aquellos que habían vivido adorando a otros dioses, pero que, por estar abiertos a la novedad que les llegaría del Dios de Israel, reconocieron la gracia de su presencia. ¿Dejaremos nosotros que Dios nos sorprenda con su obrar más allá de nuestros esquemas?

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