jueves, 13 de enero de 2022


 

Marcos 1; 40 – 45

Se le acercó a JESÚIS un leproso, para suplicarles de rodillas: Si tú quieres, puedes curarme. JESÚS se compadeció de él, y extendió la mano, lo toco y le dijo: “¡Si quiero, sana!” inmediatamente se le quito la lepra y quedo limpio.

Al despedirlo, JESÚS le mando con severidad: “No se lo cuentes a nadie, pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote ofrece por tu purificación lo prescrito por Moisés”.

Pero aquel hombre comenzó a divulgar tanto el  hecho, que JESÚS no podía entrar abiertamente a la ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares solitarios, a donde acudían a ÉL de todas partes.

Palabra de DIOS, gloria a ti SEÑOR JESÚS.

 

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