martes, 10 de octubre de 2017

Evangelio              Lc 10, 38-42

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor escuchaba su Palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude”. Pero el Señor le respondió: “Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, una sola cosa es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada”.
Palabra del Señor.

Comentario


No hay lugar en dónde Jesús no se haga escuchar. Podrá ser en una sinagoga, un monte, la orilla de un lago, o una casa. Y tampoco se distinguen entre sí los que escuchan esta palabra. Podrá ser un escriba, un pescador, un fariseo, un pecador o una mujer. La universalidad de Jesús nos enseña a no distinguir lugares ni personas a la hora de anunciar el Reino.

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