domingo, 8 de julio de 2018

Evangelio     Mc 6, 1-6a


+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: “¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos? ¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?”. Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo. Por eso les dijo: “Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa”. Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de sanar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos. Y él se asombraba de su falta de fe.
Palabra del Señor.

Comentario


Jesús sufrió el rechazo en su propio pueblo natal. Y con esto, deja señalado el camino para la Iglesia profética, una Iglesia que no debe dejar de anunciar la Buena Noticia y de realizar las obras del Reino, a pesar de la obstinación y el rechazo que pueda encontrar en la sociedad. La Iglesia profética está al servicio del Evangelio y del pueblo, y busca siempre llegar a aquellos que esperan sanación y vida nueva.

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