sábado, 24 de agosto de 2019

Lectura         Apoc 21, 9b-14


Lectura del libro del Apocalipsis.
El Ángel dijo a Juan: “Ven que te mostraré a la novia, a la Esposa del Cordero”. Me llevó en espíritu a una montaña de enorme altura, y me mostró la Ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios. La gloria de Dios estaba en ella y resplandecía como la más preciosa de las perlas, como una piedra de jaspe cristalino. Estaba rodeada por una muralla de gran altura que tenía doce puertas: sobre ellas había doce ángeles y estaban escritos los nombres de las doce tribus de Israel. Tres puertas miraban al este, otras tres al norte, tres al sur, y tres al oeste. La muralla de la Ciudad se asentaba sobre doce cimientos, y cada uno de ellos tenía el nombre de uno de los doce Apóstoles del Cordero.
Palabra de Dios.

Comentario


La ciudad de Dios es pura luz, pura gloria, porque es el Señor quien la habita. Pero ella tiene un fundamento humano importante: la herencia de los Apóstoles, la humanidad redimida simbolizada en aquellos sobre quienes se apoya la tradición de la cual hoy nosotros participamos.

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