jueves, 7 de noviembre de 2013

Gálatas 4, 4-7

Gálatas 4, 4-7

Ahora yo digo: Mientras el hijo del dueño de casa es aún un niño, no tiene ninguna ventaja sobre los esclavos, a pesar de que es dueño de todos ellos.
Esta sometido a quienes lo cuidan o se encargan de sus asuntos hasta la fecha fijada por su padre. De igual modo, también nosotros pasamos por una etapa de niñez y estuvimos sometidos a las normas y principios que rigen el mundo.
Pero, cuando llegó la plenitud de los tiempos, DIOS envió a su hijo, que nació de una mujer y fue sometido a la ley. Con el fin de rescatar a los que están bajo la ley, para que así recibiéramos nuestros derechos  como hijos. Ustedes ahora son hijos, y cono son hijos, DIOS      ha mandado a nuestros corazones el espíritu de su propio Hijo que clama al PADRE: “!Abbá¡” o sea Padre.
De modo que ya no eres esclavo, sino hijo, y siendo hijo, DIOS te da la herencia.



Comentario

“El paralelismo entre nacido de una mujer y nacido bajo la ley manifiesta que Pablo piensa ante todo en la precariedad de la existencia que Cristo asume para salvarnos (como en Flp 2, 7 se despojó, tomó la condición de esclavo, se hizo como los demás hombres)” (E. Cothenet, La carta a los Gálatas, CB 34).

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