jueves, 15 de enero de 2015

Curación de un leproso (Marcos 1; 41 – 45)

Se le acercó un leproso, que se arrodillo ante El y le suplicó: Si quieres, puedes limpiarme. Sintiendo compasión, JESUS extendió la mano y lo toco diciendo: “Quiero, queda limpio” Al instante se le quito la letra y quedo sano. Entonces JESUS lo despidió, pero le ordeno enérgicamente: “No cuentes a nadie, pero vete y preséntate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que ordena la ley  de Moisés, pues tu tienes que hacer tu declaración”
Pero el hombre, en cuanto se fue, empezó a hablar y a divulgar lo ocurrido, de tal modo que JESUS ya no podía entrar públicamente en el pueblo; tenía que andar por las afueras, en lugares solitarios. Pero la gente venía a EL de todas partes.
Palabra del Señor.

Comentario

En el Evangelio de Marcos, Jesús varias veces da la indicación de guardar silencio. Los estudiosos llaman a esto “el secreto mesiánico”. En el tiempo de Jesús, cada grupo religioso tenía su expectativa sobre cómo sería un Mesías: un rey triunfador, un justiciero, alguien de familia noble... Jesús tendrá que ir purificando todas estas expectativas mesiánicas. Hasta que eso no ocurra, ordena guardar silencio.
 

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