sábado, 3 de enero de 2015

Juan 1; 29 – 34

Esto sucedió en Betabará, al otro lado del río Jordán, donde Juan bautizaba. Al día siguiente Juan vio que JESUS venía a su encuentro, y exclamo: Ahí viene el cordero de DIOS, el que carga con el pecado del mundo. De El yo hablaba al decir: Detrás de mí viene un hombre que ya esta delante de mi, porque era antes que yo. Yo no lo conocía, pero mi bautismo con agua y mi venida misma eran para El, para que se diera a conocer a Israel.
Y Juan dio este testimonio: He visto al espíritu bajar del cielo como una paloma y quedarse sobre. Yo no lo conocía, pero Aquel que me envió a bautizar con agua, me dijo también: “Verás al Espíritu bajar sobre aquel que ha de bautizar con el Espíritu Santo, y se quedará en El.” Si yo lo he visto, y declaro que este es el elegido de DIOS.
Palabra del Señor.

Comentario

Tres veces se nombra en este pasaje al Espíritu Santo. Él es el que señala, el que inunda y empuja a la misión. Jesús está marcado por el Espíritu de Dios, y así lo estamos también nosotros desde nuestro bautismo. Vayamos entonces, con este sello, a dar nuestro testimonio.


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