sábado, 8 de agosto de 2015

Mateo 17; 14 – 22

Cuando volvieron donde estaba la gente, se acercó un hombre a JESUS y se arrodillo ante El. Le dijo: SEÑOR, ten piedad de mi hijo, que es epiléptico y su estado es lastimoso. A menudo se nos cae al fuego, y otras veces al agua. Lo han llevado a tus Discípulos pero no lo han podido curarlo.
JESUS respondió: “¡que generación tan incrédula y malvada! ¿hasta cuándo estaré entre ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo acá” En seguida JESUS dio una orden al demonio, que salió, y desde ese momento el niño quedo sano.
Entonces los Discípulos se acercaron a JESUS y le preguntaron en privado: ¿Por qué nosotros no pudimos echar a ese demonio? JESUS les dijo: “Porque ustedes tienen poca fe. En verdad les digo, si tuvieran fe, del tamaño de un grano de mostaza, le dirían a ese cerro, quítate de ahí y ponte mas allá, y el cerro obedecería. Nada sería imposible para ustedes, (Esta clase de demonios se puede expulsar con la oración y el ayuno)”
Palabra del Señor.

Comentario

Jesús no se fastidia por atender al hombre desesperado que busca la curación de su hijo, sino porque el mal sigue activo en medio de los hombres. Esta situación se presenta aún en nuestros tiempos, y nos obliga a actuar para erradicar el mal desde su raíz.


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