sábado, 22 de diciembre de 2018

Evangelio     Lc 1, 46-55


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
María dijo: “Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de sus tronos, y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre”.
Palabra del Señor.

Comentario


¿Cómo no unirnos al cántico de María? ¿Cómo no proclamar con ella que nuestra pequeña vida está transformada en gracia por todos los bienes que el Señor nos ha hecho? Cantar con María es poder reconocer que nuestra pobreza se hace rica y fecunda cuando nos dejamos habitar por Dios.

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