viernes, 11 de octubre de 2019

Lectura         Jl 1, 13-15; 2, 1-2


Lectura de la profecía de Joel.
¡Vístanse de duelo y laméntense, sacerdotes! ¡Giman, servidores del altar! ¡Vengan, pasen la noche vestidos de penitencia, ministros de mi Dios! Porque se ha privado a la Casa de su Dios de ofrenda y libación. Ordenen un ayuno, convoquen a una reunión solemne, congreguen a los ancianos y a todos los habitantes del país, en la Casa del Señor, su Dios, y clamen al Señor. ¡Ah, que Día! Porque está cerca el Día del Señor, y viene del Todopoderoso como una devastación. ¡Toquen la trompeta en Sión, hagan sonar la alarma en mi Montaña santa! ¡Tiemblen todos los habitantes del país, porque llega el Día del Señor, porque está cerca! ¡Día de tinieblas y oscuridad, día nublado y de sombríos nubarrones! Como la aurora que se extiende sobre las montañas, avanza un pueblo numeroso y fuerte como no lo hubo jamás, ni lo habrá después de él, hasta en las generaciones más lejanas.
Palabra de Dios.

Comentario


“El día del Señor: los israelitas miraban con expectativa hacia un gran acontecimiento futuro, un día de lucha y de victoria del bien sobre el mal, que sería la gran manifestación de Dios. Ese día será de alegría para los buenos, pero de humillación para los malos. En el Nuevo Testamento está ligado a la solemne manifestación de la segunda venida, gloriosa, de Jesucristo” (Wolfang Gruen, Pequeño vocabulario de la Biblia, Editorial San Pablo).

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