jueves, 14 de agosto de 2014

Mateo 18; 21 – 19; 1

Entonces Pedro se acercó con esta pregunta: SEÑOR, ¿Cuántas veces tengo que perdonar las ofensas de mi hermano? ¿Hasta siete veces? JESUS le contesto: “No te digo siete, sino setenta veces siete”
El que no perdono a su compañero: “Aprendan algo sobre el Reino de los Cielos. Un rey había decidido arreglar cuentas con sus empleados, y para empezar, le trajeron a uno que le debía diez mil monedas de oro. Cómo el hombre no tenía con que pagar, el rey ordeno que fuera vendido como esclavo, junto con su mujer y sus hijos y todo cuanto poseía, para así recobrar algo.
El empleado, pues, se arrojó a los pies del rey, suplicándole: Dame un poco de tiempo, y yo te pagare todo. El rey se compadeció y lo dejo libre; mas todavía, le perdono la deuda.
Pero apenas salió el empleado de la presencia del rey, se encontró con uno de sus  compañeros que le debía cien monedas. Lo agarró del cuello y casi lo ahogaba, gritándole: Págame lo que me debes. El compañero se arrojó a sus pies y le rogaba: Dame un poco de tiempo, y yo te pagare todo. Pero el otro no aceptó, sino que lo mando a la cárcel, hasta que le pagara   toda la deuda.
Los compañeros, testigos de esta escena, quedaron muy molestos y fueron a contárselo todo a su señor. Entonces el señor lo hizo llamar y le dijo: siervo miserable, yo te perdone toda la deuda cuando me lo suplicaste. ¿No debías tener tu también compasión de tu compañero como yo tuve compasión de ti? Y tanto se enojó el señor, que lo puso en manos de verdugos hasta que pagara toda la deuda.”
Y JESUS añadió: “Lo mismo hará Mi PADRE Celestial hará con ustedes, a no ser que cada uno perdone de corazón a su hermano.”
Después de este discurso JESUS partió a Galilea y llegó a las fronteras de Judea por la otra orilla del Jordán.



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