martes, 6 de octubre de 2015

Lucas 10; 38 – 42

Siguiendo su camino, entraron en un pueblo, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que se sentó a los pies del SEÑOR y se quedo escuchando su palabra.
Mientras Marta estaba absorbida por los quehaceres de la casa. En cierto momento Marta se acercó a JESUS y le dijo: SEÑOR ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para atenderte? Dile que me ayude.
Pero el SEÑOR le respondió: “Marta, Marta, tú andas preocupada y te pierdes en mil cosas, una sola es necesaria, María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada”
Palabra del Señor.

Comentario


“Tan libre fue Jesús que nos impele a la libertad. María eligió. ¡Entonces se puede elegir! No viene predeterminado por el sexo que unas cocinan y otros estudian. Y se puede elegir esta forma de discipulado que es estar sentada a los pies del Maestro, escuchar la Palabra, pensarla, entenderla, debatirla, escudriñarla y contemplarla. Esta mejor parte, ser discípula, es la que unifica la vida en sus muchas cosas que la agitan” (María Gloria Ladislao, Jesús miraba mujeres, Ed. Claretiana).

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