jueves, 30 de octubre de 2014

Lucas 13; 31 -35

En ese momento unos Fariseos llegaron para avisarle: Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte. JESUS les contesto: “Vayan a decir a ese zorro: Hoy y mañana expulso demonios y realizo curaciones, al tercer día llegaré a mi término.
Pero tengo que seguir mi camino hoy, mañana y pasado mañana, porque no es correcto que un profeta sea asesinado fuera de Jerusalén.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡cuantas veces he querido reunir a tus hijos como una gallina reúne a sus polluelos bajo sus alas, y tu no has querido. Por eso, ustedes se quedaran con su templo!Pues, se lo digo: no me volverán a ver hasta que llegue el tiempo en que ustedes digan: ¡Bendito sea el que viene en nombre del SEÑOR!
Palabra del Señor.

Comentario

Como en tantas ocasiones, Jesús identifica su vida con la de los profetas. Los profetas morían en Jerusalén porque allí estaba el centro del poder religioso y político, con una clase sacerdotal que se había corrompido y no quería escuchar las denuncias proféticas que los obligaban a convertirse. Jesús morirá en Jerusalén, como los profetas, sin resignar su mensaje ante los peligros.



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