martes, 7 de octubre de 2014

Marta y María (Lucas 10; 38 – 42)

Siguiendo su camino, entraron en un pueblo, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que se sentó a los pies del SEÑOR y se quedó escuchando su palabra.
Mientras tanto Marta estaba absorbida por los muchos quehaceres de la casa. En cierto momento Marta se acercó a JESUS y le dijo: SEÑOR, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para atender? Dile que me ayude.
Pero el SEÑOR le respondió: “Marta, Marta, tu andas preocupada y te pierdes en mil cosas; una sola es necesaria. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada.”
Palabra del Señor.

Comentario

¡Qué hermoso encuentro de amistad, de enseñanza y de aprendizaje se habrá vivido en este hogar! A tal punto que Jesús enseña a estas amigas que ahora ellas son discípulas que pueden escuchar la Palabra de Dios.


 

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