lunes, 23 de mayo de 2016

Sal 17, 19-20

El Señor fue mi apoyo: me sacó a un lugar espacioso, me libró, porque me ama.

Marcos 10; 17 – 27

JESUS estaba a punto de partir, cuando un hombre corrió a su encuentro, se arrodilló delante de El y le pregunto: Maestro bueno, ¿Qué tengo que hacer para conseguir la vida eterna?
JESUS le dijo: “Porque me llamas bueno Nadie es bueno, sino solo DIOS. Ya conoces los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no digas cosas falsas de tu hermano, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre” El hombre le contesto: Maestro, todo lo he practicado desde muy joven.
JESUS fijo su mirada en él, le tomó cariño y le dijo: “Sólo te falta una cosa; vete, vende todo lo que tienes y reparte el dinero entre los pobres, y tendrás un  tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme” Al oír esto se desanimo totalmente, pues era un hombre muy rico, y se fue triste.
Entonces JESUS paseo su mirada entre los Discípulos y les dijo: “¡Que difícilmente entrarán en el Reino de los Cielos los que tienen riquezas!” Los Discípulos se sorprendieron al oír estas palabras, pero JESUS insistió: “Hijos ¡que difícil es entrar en el Reino de DIOS! Es mas fácil que pase un camello por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el Reino de DIOS”
Ellos se asombraban todavía mas y contestaban: Entonces, ¿Quién podrá salvarse? JESUS los miro fijamente y les dijo: “Para los hombres es imposible, pero no para DIOS, porque para DIOS todo es posible.”

Comentario

Jesús estaba por retomar su camino. Y este hombre, que había cumplido todo bien desde su juventud, no pudo caminar con él. Las riquezas se convirtieron en un lastre que le quitó la libertad de seguir al Señor. El Reino de Dios exige más que solo cumplir mandamientos, un corazón libre y ligero, un corazón que no tenga miedo a perder las seguridades a las que está aferrado.

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