viernes, 13 de enero de 2012

Sirácides 18
El que vive eternamente creó todo sin excepción.
Solo el SEÑOR será reconocido justo. A nadie ha dado poder para anunciar sus obras; ¿Quién descubrirá sus maravillas? ¿Quién podrá calcular el poder de su majestad y quien podrá contar sus bondades?
No se puede ni quitarle ni agregarle nada, no se pueden escudriñar las maravillas del SEÑOR.
Cuando el hombre cree terminar, entonces principia, y cuando se detiene se desconcierta de todo.
¿Qué es el hombre? ¿para que sirve? ¿Cuál es su bien, cual su mal?
¿La duración de su vida? Cien años cuando mucho, una gota de agua sacada del mar, un grano de arena esos son sus pocos años dentro del dia de la eternidad.
Por eso, el SEÑOR tiene paciencia con ellos, y derrama sobre ellos su misericordia.
El ve y sabe que su fin es miserable, por eso multiplica su perdón.
La compasión del hombres para su prójimo, pero la compasión del SEÑOR, alcanza a todos los hombres, reprende y corrige, enseña y como un pastor hace volver a su rebaño.

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