jueves, 25 de junio de 2015

La casa se edifica sobre la roca (Mateo 7; 21 – 29)

“No bastara con decirme: ¡SEÑOR!, ¡SEÑOR!, para entrar en el Reino de los Cielos, mas bien entrará el que hace la voluntad de Mi PADRE del Cielo. Aquel día muchos de dirán; ¡SEÑOR, SEÑOR! Hemos hablado en tu nombre, y en tu nombre hemos expulsado muchos demonios y realizado muchos milagros; entonces Yo les diré claramente: Nunca los conocí, ¡Aléjense de Mi ustedes que hacen el mal!
Si uno escucha estas palabras mías y las pone en práctica, dirán de él: aquí tienen al hombre sabio y prudente, que edificó su casa sobre la roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron sobre aquella casa, pero la casa no se derrumbo, porque tenía los cimientos sobre la roca. Pero dirán del que oye las palabras Mías, y no las pone en práctica: Aquí tienen a un tonto que construyo su casa sobre la arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron sobre esa casa, la casa se derrumbó y todo fue un gran desastre.”
Cuando JESUS terminó este discurso, la gente estaba admirada de cómo enseñaba, porque lo hacía con autoridad y no como los maestros de la ley.
Palabra del Señor.

Comentario

Si tenemos un cimiento sólido, podremos permanecer firmes ante los embates de la vida. Jesús no nos promete eximirnos de las tormentas, pero nos asegura que, asentados en su palabra, podremos resistirlas. La Palabra, que meditamos cada día, va estableciendo en nosotros la solidez y la firmeza sobre la cual necesitamos edificar nuestra vida.


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