martes, 6 de septiembre de 2016

Lucas 6; 12 – 19

En aquellos días se fue a orar a un cerro y paso toda la noche en oración con DIOS. Al llegar el día llamo a sus Discípulos y escogió a doce de ellos; a los que llamó Apóstoles: Simón, al que le dio el nombre de Pedro, y a su hermano Andrés, Santiago, Juan, Felipe Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, apodado Zelote, Judas, hermano  Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
JESUS bajo con ellos y se detuvo en un lugar llano.  Había allí un grupo de discípulos suyos y una cantidad de gente procedente de toda Judea, Jerusalén y también de la costa de Tiró y Sidón. Habían venido para oírlo y para que los sanara de sus enfermedades; también los atormentados por espíritus malos recibían curación. Por eso cada cual trataba de tocarlo, porque de El salía una fuerza que los sanaba a todos.
Palabra del Señor.

Comentario

La oración acompaña cada momento de la vida de Jesús. Es un encuentro inevitable con el Padre. Así nos enseña que no podemos emprender la vida sin ese encuentro y sin la oración. Nuestras opciones, nuestros proyectos y tareas, deben ser orados.


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