martes, 27 de septiembre de 2016

Lucas 9; 51 – 56

Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al Cielo, JESUS se encamino decididamente a Jerusalén y envió mensajeros delante de Él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén. Cuando sus Discípulos Santiago y Juan vieron esto; le dijeron: SEÑOR, ¿quieres que mandemos caer fuego para consumirlos? Pero Él se dio vuelta y los reprendió. Y se fueron a otro pueblo.
Palabra del Señor.

Comentario

¡Cómo cuesta vencer las rivalidades étnicas, culturales o de clase! Los mismos discípulos de Jesús piden castigo para los samaritanos. Nosotros hoy tal vez no nos animamos a admitirlo en voz alta, pero hay algún grupo o sector de la sociedad al que rechazamos y consideramos menos digno de la salvación. Y Jesús, el Ungido servidor, quiere ofrecer su mensaje a todos, y con todos formar una familia.
  

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