domingo, 10 de abril de 2022


 

Lucas 22; 14 – 23 / 56 Pasión de Nuestro SEÑOR JESUCRISTO

Llegada la hora de cenar JESÚS les dijo: “cuanto he deseado celebrar estas pascuas con ustedes, antes de padecer, porque YO les aseguro que ya no la volveré a celebrar, hasta que tenga cabal cumplimiento en el reino de DIOS”. Luego tomo en sus manos una copa del vino y les dijo: “Tomen esto y repítanlo entre ustedes, porque les aseguro que ya no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el Reino de DOIS”.

Luego tomo pan, dijo la oración de agradecimiento y se los dio diciéndoles: “Este es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”. Después de cenar hizo lo mismo con la copa de vino: “Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por ustedes”.

“Pero miren la mano delo que me va a entregar esta en esta mesa. Porque el Hijo del Hombre va a morir, según lo decretado, pero ¡ay de aquel hombre por quien será entregado!” ellos comenzaron a preguntarse quien lo iba a traicionar.

Luego añadió: Simón, Simón; mira que satanás ha pedido permiso para zarandearlos como trigo; pero YO he orado por ti, para que tu fe no desfallezca, y tu una vez convertido, confirmarás a tus hermanos. Él le contesto: SEÑOR, estoy dispuesto a ir contigo incluso hasta la cárcel ya la muerte. JEWSÚS le contesto: “Te digo, Pedro, que hoy, antes de que cante el gallo, habrás negado tres veces que me conoces”.

JESÚS fue entregado, fue llevado a juicio ante Pilatos, pero al enterarse Pilato que era de Galilea, se lo mando a Herodes, porque era su jurisdicción, Yo no encuentro culpa en este hombre, dijo Pilato. Herodes se alegró porque llevaba tiempo tratando de hablar con JESÚS. Le pidió que haga algunos signos y señales, pero JES´ÑUS no le contesto. Este se lo devolvió a Pilatos.

Pilatos lo mando a azotar, luego, le quietaron las ropas y le pusieron un manto purpura, le dieron una caña y le pusieron una corona de espinas, le hacían reverencias y lo abofeteaban diciéndole: Salve rey de los Judíos.

Luego lo llevaron al monte de la calavera, y lo crucificaron junto a dos malhechores. Era casi medio día, cuando las tinieblas cubrieron la tierra, el velo del templo se rasgo por la mitad, JESÚS clamando con voz potente, dijo: “¡PADRE, en tus manos pongo mi espíritu!” y dicho esto expiro.

Palabra de DIOS, gloria a ti SEÑOR JESÚS.

 

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