domingo, 17 de marzo de 2013


Sirácides 20

El hombre sin gracia es como un cuento inoportuno.
El proverbio dicho por el tonto cae mal, porque no lo dice a propósito.
Este se reserva del pecado porque no tiene lo medio para cometerlo; cuando tenga la oportunidad no tendrá remordimientos.
Uno se pierde por mala vergüenza; se pierde por complacer a gente sin criterio. Otro, por timidez, consiente a un amigo; un enemigo, en verdad, que se gano inútilmente.
La mentira es una mancha vergonzosa para el hombre; los imbéciles se acostumbran a ella.

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