jueves, 16 de junio de 2016

Sal 26, 7. 9

Escucha, Señor, la voz de mi clamor: no me rechaces ni me abandones, Dios, mi salvador, porque tú eres mi refugio.

Mateo 6; 7 – 15

“Cuando pidan a DIOS, no imiten a los paganos con sus letanías interminables; ellos creen que un bombardeo de palabras hará que se los oiga. No hagan como ellos, pues antes de que ustedes pidan, Su PADRE ya sabe lo  que necesitan.
Ustedes, pues, recen así: Padre nuestro, que estas en el cielo, santificado sea tu nombre, vega tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Danos hoy el pan que nos corresponde; y perdona nuestras deudas, como nosotros también perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del maligno.
Porque si ustedes perdonan a los hombres sus ofensas, También el PADRE Celestial los perdonara a ustedes. Pero si ustedes no perdonan a los demás, tampoco el PADRE los perdonara a ustedes.”
Palabra del Señor.

Comentario

“El Padrenuestro, que está en el centro del Sermón de la Montaña, pone de manifiesto la actitud con la que el discípulo debe orar, según el ejemplo del propio Maestro. La invocación inicial ‘Padre nuestro’, da sentido a las siete peticiones que siguen: tres para reconocer a Dios y cuatro a favor del orante” (comentario del “Nuevo Testamento”, Biblia de la Iglesia en América, CELAM).

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