viernes, 17 de junio de 2016

Sal 26, 7. 9
Escucha, Señor, la voz de mi clamor: no me rechaces ni me abandones, Dios, mi salvador, porque tú eres mi refugio.
Mateo 6; 19 – 23
“No junten tesoros y reservas aquí en la tierra, donde la polillas y el óxido hacen estragos, donde los ladrones rompen los muros y roban las cosas. Juntes tesoros y reservas en el Cielo, donde no hay polillas y oxido para hacer estragos, y donde no hay ladrones para romper los muros y robar.
Pues donde esta tu tesoro, allí estará también tu corazón.
Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo tendrá luz, pero si tus ojos están malos, todo tu cuerpo estará en oscuridad. Y si tu fuente de luz se ha obscurecido, ¡cuánto mas tenebrosas serán tus tinieblas!”
Palabra del Señor.
Comentario
¡Cuántas energías ponemos cuando consideramos que algo vale la pena! Dedicamos tiempo, reflexionamos y buscamos los mejores recursos para llevar a cabo ese sueño o ese proyecto. Allí ponemos nuestro corazón. Esa misma actitud es la que nos pide Jesús cuando optamos por el Reino de Dios.


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