lunes, 27 de junio de 2016

Sal 46, 2

Todos los pueblos aplaudan y aclamen al Señor con gritos de alegría.

Mateo 8; 18 – 22

JESUS, Al verse rodeado por la multitud, dio orden de cruzar a la otra orilla. Entonces se le acercó un maestro de la ley y le dijo: Maestro, te seguiré a donde quiera que vayas. JESUS le contesto: “Los zorros tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene donde recostar la cabeza.”  Otro de sus Discípulos le dijo: SEÑOR, deja que me vaya y pueda enterrar primero a mi padre. JESUS le contesto: “Sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos.”
Palabra del Señor.

Comentario

Seguir a Jesús no es fruto de una decisión propia, sino de un llamado. Jesús, cuando nos convoca, presenta las dificultades del seguimiento; nuestra decisión viene después. ¿Somos capaces de seguir a Jesús cuando nos dice que no tendremos lugar en donde recostar nuestra cabeza, es decir, que no tendremos seguridades humanas al poner nuestra mirada solo en él? No nos prohíbe enterrar a nuestros padres, lo que nos dice es que siempre nosotros ponemos condiciones para seguir a JESUS.-

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